“Estoy seguro de que en un día no muy lejano se encontrará la cura para el cáncer de páncreas en seres humanos”

La Asociación Cáncer de Páncreas (ACanPan) y la Asociación Española de Pancreatología (AESPANC) han adjudicado la Beca de Investigación Carmen Delgado/Miguel Pérez-Mateo en la categoría de investigación básica a Javier Martínez-Useros, doctor del Hospital Fundación Jiménez Díaz, por su proyecto Encapsulación de fármacos anti-neoplásticos en exosomas aislados de células pancreáticas cultivadas de distintos orígenes como tratamiento dirigido contra el cáncer de páncreas.

Martínez-Useros, que compagina esa labor de laboratorio con la de profesor y tutor de TFM en la especialidad de Procesos Sanitarios en el Máster en Formación del Profesorado de la Universidad Nebrija, aborda su lucha contra el cáncer de páncreas desde su experiencia profesional pero también desde su propia biografía vital.

Pregunta: Gracias a su labor en el Hospital Fundación Jiménez Díaz, ha ganado esta beca de investigación básica. ¿Qué supone este reconocimiento?

Respuesta: La Beca Carmen Delgado/Miguel Pérez-Mateo de la Asociación de Cáncer de Páncreas, cuya dotación es de 97.500 euros, está destinada a la realización de un proyecto de investigación de dos años de duración relacionado con el diagnóstico y/o tratamiento del cáncer de páncreas. Para mi ganar esta beca ha supuesto un reconocimiento a mi labor científica, además de ser una gran satisfacción personal porque únicamente se conceden dos becas en toda España. En este país en el que la investigación está infravalorada, la concesión de una beca como esta es una gran oportunidad para los profesionales que nos dedicamos a buscar nuevas estrategias para prolongar y poder llegar a curar enfermedades oncológicas.

P: Este año se estima que más de 8.300 personas serán diagnosticadas de cáncer de páncreas en España (1.800 personas más que hace 6 años). De ellas el 91 % fallecerá en los próximos 5 años con los tratamientos que disponemos en la actualidad. El cáncer de páncreas, además, es el único tumor maligno cuya mortalidad ha aumentado en los últimos años en ambos sexos… ¿nos hallamos ante un enemigo difícil de cercar?

R: Efectivamente, el cáncer de páncreas es uno de los tumores con mayor mortalidad porque presenta características que dificultan tanto su diagnóstico precoz como su tratamiento. Por un lado, su sintomatología en estadios tempranos es muy inespecífica por lo que suele tratarse de manera ambulatoria. Esto es una gran desventaja porque de esta manera el tumor gana tiempo para crecer y desarrollarse; desgraciadamente, el 80% de los pacientes son diagnosticados en estadios avanzados y ya no tienen opción de cirugía. Por otro lado, es un tumor que presenta una alta resistencia a los fármacos; y, por último, hay que remarcar que es uno de los tumores con mayor capacidad de diseminación a otros órganos. Todo ello hace que sea muy complicado encontrar un esquema de tratamiento efectivo. Lo bueno es que es un cáncer que cada vez se está investigando más, y en esta guerra es muy importante conocer bien al enemigo. Yo estoy seguro de que un día no muy lejano se encontrará la cura para esta enfermedad en seres humanos, puesto que el doctor Mariano Barbacid y su grupo ya han sido capaces de curar el cáncer de páncreas en modelos de ratón.

P: ¿Cómo pueden ayudar sus investigaciones a reducir esta desoladora realidad?

R: Actualmente tenemos dos líneas de investigación contra el cáncer de páncreas. Una de ellas está centrada en descubrir nuevos biomarcadores de diagnóstico que permitan identificar al paciente precozmente mediante un simple análisis de sangre y de esta manera poder ofrecerles la opción de ser operados quirúrgicamente para eliminar el tumor. La otra línea de investigación consiste en “camuflar” a los fármacos para que puedan llegar más fácilmente al tumor y una vez allí ser liberados para que ejerzan su efecto, es una estrategia similar a la del “caballo de Troya”. La combinación de estas dos técnicas abre un futuro muy prometedor, puesto que por un lado se les podría extirpar el tumor a los pacientes, y posteriormente ser tratados con estos “caballos de Troya” para eliminar las células tumorales que se hayan podido diseminar antes de que generen metástasis. Soy muy afortunado porque para presentar batalla a este enemigo cuento con un equipo de profesionales altamente motivados y tenaces que nunca se rinden ante resultados negativos. Además, me siento muy orgulloso de poder formar parte del grupo de investigación del doctor Jesús García-Foncillas, que, además de ser un gran oncólogo clínico, es una de las personas que más saben de biología molecular del cáncer.

P: ¿Cuándo se inicia su interés por investigar este tipo de cáncer y por qué elige esta línea de trabajo?

R: Siempre he tenido claro que mi vocación era la investigación traslacional, es decir la investigación que tiene una aplicación directa con la clínica. Sin embargo, fue la muerte de mi padre por cáncer de páncreas lo que hizo decidirme por la investigación en esta patología. Este hecho tuvo lugar cuando yo todavía estudiaba la carrera y fue muy duro porque pasó de estar perfectamente a fallecer en cinco meses. Él fue uno de los casos de diagnostico tardío, pero aún recuerdo que se hizo un análisis de sangre un tiempo antes y el recuento de linfocitos estaba muy elevado, y que pasó de ser diabético tipo II, tratado con pastilla, a ser diabético tipo I y tener que inyectarse insulina. Por ello, en este tipo de tumor es muy importante pedir una evaluación clínica completa cuando se tienen sospechas de que algo no va bien.

P: ¿Cree que la pandemia del coronavirus ha eclipsado el día a día en el tratamiento de otras enfermedades como el cáncer?

R: Por desgracia en muchos centros sí se ha visto mermado el seguimiento y la asistencia a pacientes oncológicos durante el pico de contagios por COVID-19. Pero tampoco se sabía si la infección podría afectar aún más a los pacientes oncológicos. A mí me consta que en nuestro hospital se han podido organizar adecuadamente todos los departamentos tanto médicos como los de cirugía para que los pacientes oncológicos pudieran seguir su tratamiento y las pruebas solicitadas pertinentemente.  En este sentido, me gustaría recordar las palabras del doctor Ramón Reyes, presidente de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC): “El cáncer es una pandemia silenciosa y no debe priorizarse una sobre otra”.

P: No obstante, ¿la actual situación sanitaria ha recordado a la sociedad y a la clase política la necesidad de invertir en investigación?

R: Yo creo que esta situación tan imprevisible que hemos sufrido todos nos ha servido para que valoremos tanto nuestro sistema sanitario como la importancia que tiene la investigación para encontrar soluciones a los problemas de salud actuales. Espero que esta crisis, marque un punto de inflexión y se consiga elevar la inversión en investigación hasta el 2 %, porque como dijo la doctora Margarita Salas: “Un país sin investigación es un país sin desarrollo”.

P: ¿Cuál cree que es el estado de la investigación básica en España?, ¿qué margen de mejora hay?

Los fondos que se destinan a investigación son muy escasos y los investigadores tienen que esforzarse mucho y usar mucho su ingenio para llevar a cabo sus estudios científicos. Esto hace que muchos investigadores tengan que emigrar al extranjero donde las oportunidades laborales y de financiación son muchísimo mejores. En España todavía hay un gran margen para mejorar la investigación, hemos de tener en cuenta que actualmente se destina 1,24 % del producto interior bruto español a esta causa cuando la media europea es 2,12 %, incluso algunos países europeos sobrepasan el 3 % como son Suecia, Finlandia o Dinamarca. Si no se disminuye esta gran desigualdad, no aumentará la competitividad española. Por el momento, espero que alcancemos este primer paso y se apruebe este 2 %.

P: ¿Cómo compagina su labor investigadora con la de docente de la Universidad Nebrija como director de Trabajos Fin de Máster en la especialidad de Procesos Sanitarios?

R: ¿Sinceramente? Como puedo. La investigación no es un trabajo con un horario fijo ya que todos los días se generan nuevas preguntas y problemas, y es inevitable llevarse trabajo a casa. Además, como investigador oncológico sé lo importante que es hacer ejercicio físico para mantener una buena salud, así que también intento compaginar mi trabajo con el deporte dos o tres veces por semana. Los dos secretos para poder compaginar varias tareas está en hacer una buena gestión del tiempo y trabajar muchos fines de semana (risas), y contar con el apoyo de tu pareja.

P: ¿Qué consejos puede dar a los estudiantes que tienen pensado adentrarse en los estudios universitarios de salud?

R: Conozco muchos casos que empiezan un trabajo relacionado con ciencias de la salud y lo acaban dejando porque sus expectativas no se correspondían con la realidad. Por eso, yo les recomendaría a los estudiantes que hicieran el mayor número de estancias en lo que ellos tienen pensado trabajar. También, antes de empezar cualquier estudio universitario que lleva muchísimo esfuerzo, les diría a los estudiantes que fueran sinceros y que tomen una decisión en función de lo que les haga realmente felices. Por mi parte, les puedo decir que si son personas activas, meticulosas y seguras de sí mismas, perfeccionistas, competitivas y disfrutan descubriendo y proponiendo soluciones a los problemas de salud actuales puede ser que su lugar esté en la investigación.

Javier Picos

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