La Universidad Nebrija y Axolotl Biosystems Ltd. colaboran en la investigación sobre impresión de tejidos biológicos capaces de autoregenerarse

La Universidad Nebrija ha cerrado un acuerdo de colaboración con Axolotl BioSystems Ltd., junto a su partner I&L BioSystems GmbH, empresa centrada en la fabricación y comercialización de impresoras 3D para investigación biomédica. Gracias a este convenido, Axolotl BioSystems ha cedido una bioimpresora 3D a Nieves Cubo Mateo, directora del centro ARIES, cuya investigación se centra en el desarrollo y utilización de la Inteligencia Artificial (IA) y la Ciencia de Datos (DatSci) aplicada. Con su trabajo pretenden dar soporte a los problemas de la industria y la investigación, en sectores como la Bioingeniería, la Ingeniería de Materiales o la Ingeniería Aeroespacial. Para ello se desarrollan soluciones tecnológicas relacionadas con el análisis de datos y textos, la simulación de sistemas y la creación u optimización de algoritmos.

La investigación, dirigida por la doctora Cubo, se centra en el uso de técnicas de Inteligencia Artificial con la intención de mejorar los procesos y tecnologías empleados en la biofabricación aplicada a la medicina regenerativa. “Para ello, se suelen usar células del paciente y estructuras que las sujeten (scaffolds), dándoles la forma y consistencia deseada. Nosotros investigamos sobre cómo mejorar estas estructuras tridimensionales, para poder fabricarlas mediante bioimpresión 3D y que resulten atractivas a las células para que regeneren el tejido lo antes posible. Por ejemplo, podemos hacer estructuras que simulan el hueso humano, repartiendo el peso como haría este tejido en la realidad, y haciendo que las células crezcan por su superficie en el menor tiempo posible”, explica la investigadora de la Universidad Nebrija.

Otra de las líneas de investigación se basa en la optimización de parámetros de impresión 3D, la generación de modelos computacionales para predecir el comportamiento de células y materiales a ordenador. “Estos modelos pueden servir para reducir los recursos necesarios en investigación, llegando incluso a convertirse en modelos alternativos a la experimentación animal en el futuro”, subraya.

Esta colaboración con Axolotl BioSystems permitirá al grupo de investigación ARIES utilizar una máquina muy versátil con diferentes tecnologías de deposición (MEW, Micro extrusión, polimerización UV) que la habilita para trabajar tanto con células como con biomateriales a nivel micrométrico. “La bioimpresora es una máquina similar a las impresoras de papel, se mueve depositando una sustancia, que en lugar de ser tinta, es un material biológico. Podemos imaginarlo también como una manga pastelera, que tiene dentro una pasta densa que nos va a permitir crear un objeto en tres dimensiones, apilando capa sobre capa. Y dentro de esta pasta, hay células que terminarán comiéndose el material y crearán tejido real en su lugar”.

Además, gracias a la cámara incorporada en este dispositivo y a que el grupo de investigación trabajará de forma conjunta con desarrolladores de la empresa, tendrán acceso a todos los datos generados y al propio software de la máquina. Esta impresora será una plataforma de minería de datos para el grupo, permitiéndoles avanzar en aspectos tan necesarios como la corrección de parámetros de deposición en tiempo real, la combinación de diferentes tecnologías de impresión 3D y de materiales, y la generación de nuevas estructuras orgánicas para la regeneración de tejidos humanos.

La Inteligencia Artificial es una realidad en todos los sectores de la industria y en medicina puede aportar grandes avances. “Esta tecnología va a revolucionar la forma de hacer diagnósticos, analizar imágenes médicas y datos clínicos, e incluso predecir enfermedades a partir de nuestra propia genética. Desde mi punto de vista, esta tecnología no debería jamás sustituir a un profesional médico, pero puede ser una herramienta de apoyo importante. En este caso hablaremos de inteligencia aumentada, ya que es un ayudante para los humanos, pero no les sustituye”, concluye la investigadora.

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