Los alumnos de 3º del Grado en Artes Escénicas han acudido a la representación de la obra Los que hablan en el Teatro del Barrio. Protagonizada por Malena Alterio y Luis Bermejo y escrita y dirigida por Pablo Rosal, la obra pulula por la historia de dos personajes que se citan en el escenario para hablar el uno con el otro. Esta visita forma parte de la actividad dirigida de la asignatura de Técnicas, Estilos y Géneros de Interpretación II que imparte la profesora Nerea Lovecchio Estalayo. Al término de la representación tuvieron un coloquio con el equipo artístico.
En una época en la que la palabra sencillamente ha perdido su integridad y su acción podríamos plantearnos, con la suma irresponsabilidad de que es bandera nuestro utilizado presente, participar de esta barbarie, de este aquelarre, de esta, como aquella, quema de libros, y bien cargados de cinismo, oportunismo y cualquier otro ardid, perpetrar más entretenimiento para el gozo de la desventurada civilización. Pero en un gesto ignoto, siempre hacia lo desconocido, nos proponemos con una audacia extemporánea permitir que lo divino de la palabra renazca en nuestras vidas forzadas a no creer.
Resignificar la palabra
Resignificar la palabra con una inocencia nacida en el siglo XXI, a eso nos disponemos. No es lo humano lo que nos puede sanar, necesitamos una instancia externa, más allá de nuestra viciada inteligencia, que actúe sobre nosotros; y eso depende de nuestra fe, de nuestra capacidad de dejarnos hacer ahora, que nos creemos dueños del acontecer.
Los que hablan pretende reencontrar, borradas todas las pistas, la experiencia del personaje originario del escenario, la experiencia animal del primer hablante. El molde, el maniquí. Presentar ante el espectador seres pre-culturales, siempre frágiles, en la cuerda floja, nunca acabados, antes de conseguir ser alguien. Mostrar al ser humano suspendido, tembloroso. Desposeerlo de esta absurda seguridad que ha obtenido desesperadamente y presenciar gloriosamente sus probaturas, sus honestos fracasos.
Los que hablan no da el gusto de observar con ternura todo lo que el ser humano ha añadido al alma, por interés del ego. Este es el sacrificio que propone nuestra obra.
No es la novedad lo que ansía Los que hablan, sino devolvernos la elementalidad, congregar a los espectadores en un gran e íntimo ‘No sé’. He aquí su apuesta artística: su ética. No podemos vanagloriarnos de que lo que se necesita hoy día es hacer menos si lo hacemos a través de una historia y un discurso, que no deja de añadir, de ser la forma victoriosa de nuestro tiempo. Se trata de un espectáculo de verdadera renuncia al drama. Se trata de comprender realmente lo que el silencio es.
Dejar morir la palabrería y encontrarnos al fondo, todos, callados.


