Que el diseño inunda productos y objetos que nos rodean está fuera de toda duda, pero que los foros universitarios sobre el diseño formen parte del calendario académico no resulta habitual. La Politécnica Nebrija ha contribuido con la I Jornadas de Diseño a desterrar esta idea reuniendo a diseñadores y profesores con los alumnos para intercambiar opiniones y experiencias. Joseba K. Azcaray, director del Grado en Ingeniería en Diseño Industrial y Desarrollo del Producto de la Universidad Nebrija, en calidad de impulsor y moderador de las sesiones, celebró la importancia de la utilidad y la transversalidad del diseño, “que se define como el conocimiento de lo humano”.
Pistoletazo de salida y desfile de profesionales en dos días. Abrió el fuego Marta Ayala Herrrera, egresada de la Universidad Nebrija, con proyectos de nombres sugerentes como Nebula mirrors (lunas de vidrio transparente con cuadrados), Banco C (“un diálogo de materiales industriales y piezas artesanales”), Patio (un banco de dos plazas que rinde tributo a los patios de Córdoba), 2 to 1 (dos asientos con barreras verticales y una viga horizontal que los une), Entreplanta lighting (“una ida de olla” en relación con la luz) Remnant table (una mesa “imperfecta” que incluye materiales de desecho) y Gurumelo (lámpara de producción digital con bioplásticos).
Ayala, que se identificó con la autoproducción como una salida al talento joven y a las crisis económicas, defendió la colaboración entre creadores, la artesanía, la sostenibilidad y la reflexión en torno al diseño de cada producto.
Tocones de hormigón y estructuras de madera
El concepto industrial de Stone Designs, en las antípodas de las propuestas de Marta Ayala, enriqueció las jornadas. Su cofundador, Cutu Mazuelos, “desastre, impetuoso e irracional” -como se define en la página electrónica de la empresa- explicó ocho proyectos de muebles centrados en el diseño de productos como las colecciones Bõln, fabricadas con Flexyskin, una tecnología propia con espuma de poliuretano de origen vegetal, y Orixe (FINSA), que responde a un mobiliario “flexible y nómada” con tocones de hormigón y estructuras de madera.
En su exposición, Cutu Mazuelos ahondó en la sostenibilidad, la circularidad y la resiliencia como aspectos esenciales en la labor de un diseñador, sin olvidar “la importancia de la belleza de los objetos más allá de su función”. Fijó también las fases que todo proyecto debe cumplir para llegar a buen puerto: propuesta de diseño, desarrollo técnico, elección de materiales, seguimiento hasta la producción final y dirección de arte. Dejó tiempo para un recordatorio a los alumnos de la Nebrija: “Sois gente que está estudiando para dar un servicio que sirva a los de vuestro tiempo y a los de tiempos futuros”.
Después, cogió las riendas de la discusión Niko Barrena, “un arquitecto que investiga, hace casas, piensa en el futuro y cuando cae la noche también elabora audiovisuales”. Bajo el lema de Entre las prisas y las plantas –“entre el tiempo y la vida y los cuidados cotidianos”-, Barrena sobrevoló por sus “obsesiones personales como lo lúdico-festivo” y por su concepción del diseño como “excusa para facilitar escenarios diferentes”. Muestra de su filosofía son proyectos efímeros “inclusivos”, como un terreno de juegos en la plaza del Matadero, “exclusivos” como una fiesta de Moët & Chandon en el Palacio de Cibeles o de Tequila Volcan en la plaza de España (Sevilla), e “íntimos”, como la reforma de una casa de Carabanchel para Gonzalo y Patricia, una pareja treintañera.
Leslabay, Aguilar y Alonso
El segundo día de las I Jornadas de Diseño reunieron en un debate sobre el papel del diseño en escenarios académicos a los profesores Marcelo Leslabay (Universidad de Deusto) y Juan Aguilar y María Alonso (Universidad de Málaga). Los tres y Joseba K. Azcaray animaron al público joven a buscar prácticas, concurrir a concursos, cuidar sus porfolios en la documentación personal dirigida a las empresas y compartir experiencias en congresos y en revistas especializadas donde puedan publicar sus proyectos. Los expertos ofrecieron ejemplos de todos estos aspectos.
Marcelo Leslabay, socio fundador de DiMad (Asociación Diseñadores de Madrid) y creador de la Bienal Iberoamericana de Diseño (BID), presentó el Proyecto Vidrala Master Glass y su concurso, que, en su octava edición, busca ideas “novedosas y sostenibles” de envases de vidrio entre los estudiantes universitarios y de escuelas técnicas de España y Portugal. Los interesados en participar tienen de plazo hasta el día 17 de junio. Los ganadores podrán viajar al Salón del Mueble de Milán. Leslabay adelantó que el Museo Nacional de Artes Decorativas albergará una exposición sobre las obras premiadas en el certamen desde su inicio.
Por su parte, Juan Aguilar Jiménez, profesor e investigador en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Málaga, habló sobre la revista en abierto I+Diseño, que codirige, y la colección de reciente creación Cultura & Diseño, ambas de UMA editorial. I+Diseño, con 17 números desde 2009, “no es un objetivo sino un pretexto para conocer gente y desarrollar habilidades”. Aguilar, defensor a ultranza de los recursos metodológicos, opinó que “generar ideas es fácil y superdivertido, pero no tienen valor si no aterrizan en proyectos” porque “una idea es buena cuando sobrevive”.
A otra revista de referencia en el sector, Proyecta56 (Universidad de Cádiz, editorial UCA), se refirió su editora María Alonso García: “Nuestra publicación científica está abierta a toda la comunidad internacional y a todos los profesionales interesados en el diseño industrial”. El equipo de Proyecta56 integra a 14 universidades de 8 países y el 40 % de su plantilla son mujeres.
Los coloquios, los proyectos y las presentaciones sobre productos y revistas de las I Jornadas abrieron los ojos a los universitarios sobre el diseño como herramienta de innovación y transformación de la sociedad.
Texto: Javier Picos. Fotos: Nacho Nava.
