Mariano Sigman

Mariano Sigman: “Debemos aprender a encontrar una conversación con nosotros mismos”

Me gustaría saber cómo habrá sido aquel hombre. Alto lo veo y cabal, con el alma comedida. Capaz de no alzar la voz y de jugarse la vida. Consciente de que el valor de la palabra es tema esencial de su poesía y en este poema lo es mucho más, Mariano Sigman desgranó los versos escritos por Jorge Luis Borges en La Milonga para Jacinto Chiclana compuesta por Astor Piazzolla para arrancar su conferencia El Arte de Educar, el legado de Nebrija.

Sabiendo que Nebrija fue un profesor de ideas muy modernas y gran defensor del poder de la palabra, el neurocientífico quiso recuperar su legado y traerlo al presente. Como buen argentino, comenzó fusionando la herencia del humanista a sus grandes maestros de la palabra y de la música, Borges y Piazzolla.

“Durante el V Centenario hemos analizado a Nebrija desde todos los ángulos, nos faltaba el aspecto absolutamente educativo, gracias a la Facultad de Educación lo hacemos hoy”, señaló José Muñiz en la presentación del evento en el Salón de Actos del nuevo campus de la Universidad Nebrija en la sede de Arturo Soria.

“Es un lujo que sea Mariano Sigman quien nos reúna hoy aquí. En este campus que, si Dios quiere, inauguraremos el próximo curso. Mariano es un referente internacional en neurociencia y esta tarde viene a hablarnos del arte de educar”, señaló Susana Martín, decana de la Facultad de Lenguas y Educación.

El elogio de la duda

“Soy de los que menos sabe de Nebrija en este lugar, pero quiero compartir las cosas que me impactaron del humanista. Fue un valiente contra la ignorancia, en su época puso en duda todo”, señaló Mariano Sigman.

El autor de El poder de la palabra quiso hacer un elogio a la duda. “Si apreciáramos el poder de la duda, si no la despreciáramos todo nos iría mejor como seres humanos. No recuerdo un profesor que al hacerle una pregunta me contestara: ‘mira hijo no los sé’. Puede que si me hubiera pasado habría aprendido a que se puede solventar una duda estudiando o investigando”, explicó.

Sigman demostró que no hay nada bueno ni malo, sino diferentes formas de pensar que, según sus investigaciones, en esas diferentes formas de pensar influye el idioma en el que hablamos. “La manera de pensar la moral, lo que está bien y o que está mal fluctúa según el idioma que hablamos”, subrayó.

Apelando al cómic de Nebrija y a sus supuestas conversaciones de niño (“Algún día sabremos por qué los pájaros vuelan”), Mariano Sigman relató un experimento sobre las falsas noticias y su propagación. Por ejemplo, aquella que decía que los pájaros se habían extinguido y lo que hoy nos parecen pájaros son drones de la CIA. “Esta idea prendió como el fuego. Explicaban de la manera más sencilla algo muy difícil de entender. Cuando uno ve que todas las historias conspiranoicas y las noticias falsas funcionan se da cuenta de que se trata de explicaciones sencillas que funcionan como reales”.

Mariano Sigman y la importancia de la pedagogía

Entre conspiraciones y teorías terraplanistas, Sigman llegó a la mente infantil, a esa época en la que el niño piensa que la tierra es plana y viene un adulto a decirle que es redonda. “Nos hemos olvidado de que todos pasamos por esa época, por ese momento en el que pensábamos que la tierra era plana. Cómo relaciona un niño los conflictos que se producen al saber que no es plana. Pues todos pasan (pasamos) por tres estadios. Uno, pensar en una circunferencia plana con el problema de los confines. Cuando entran en contacto con el globo terráqueo empiezan a entender algo, que el mundo es redondo en otro sentido y que es un objeto cosmológico. Entonces llegan al modelo dual, la tierra es redonda pero no es donde vivimos. El mar de dificultades que un chico sufre cuando le decimos que la Tierra es redonda es tremendo. De ahí la importancia de la pedagogía, la ciencia de cómo enseñamos”.

Llegado a este punto Mariano Sigman hizo hincapié en el diálogo entre Sócrates y Menon que arranca cuando Menón le pregunta a Sócrates si puede probar la verdad de su extraña afirmación de que “todo aprendizaje es un recuerdo”. Sócrates responde llamando a un niño esclavo y, después de establecer que no ha tenido entrenamiento matemático, le da un problema de geometría. El esclavo llegará a la solución a través de una serie de simples preguntas de Sócrates.

“Uno tiene dentro las piezas y si tenemos a alguien que nos permite llegar a aquellos lugares a los que solos no podríamos, esa es la base de la enseñanza”, recalcó Sigman.

El buen arte de educar

“Algo en el buen arte de educar es enseñar a desaprender formas de pensar intuitivas que a uno no le sirven para nada. Nebrija fue un maestro de la palabra, pero el peso de las palabras en las diferentes mentes nos lleva a errores. Algo vital en el problema de la educación emocional es que algunas veces las palabras no tienen la precisión que nos gustaría. El lenguaje no tiene la precisión de un bisturí. ¡Cuántas situaciones de la vida surgen porque confundimos enfado con tristeza!”, se lamentó.

Sigman invitó a los presentes a bucear en el Diccionario de las emociones dolorosas que John Koenig creó en 2006, aunque no fue hasta 2015 cuando adquirió difusión popular. La idea le surgió al escribir poesía y darse cuenta de que le faltaban palabras para describir ciertos sentimientos no contemplados aun lingüísticamente. Entre todas las palabras, Mariano Sigman destacó tres palabras que considera que son difíciles de definir. “Yù yi, que viene del chino, y es algo así como el anhelo de volver a sentir con la intensidad de un niño; jouska, una palabra polaca, que sería el tipo de conversación hipotética y compulsiva que tiene lugar en nuestra mente, y, por último, del alemán zielschmerz, vocablo que designa el miedo a conseguir lo que uno busca.

La última lección de Mariano Sigman quizá fuera la más importante. “Debemos aprender a encontrar una conversación con nosotros mismos. No lo hacemos, porque ni siquiera sabemos cómo hacerlo y, en definitiva, somos el compañero de ruta como el que pasamos toda la vida. Debemos enseñarnos a vivirnos”, concluyó.

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