Los probióticos Sigosent SGS y Sigosphere SGS, dirigidos al estreñimiento y a la hinchazón abdominal, respectivamente, acaban de salir al mercado. Ambos cubren nichos que no estaban todavía en la diana de los probióticos existentes. “Actualmente hay para la diarrea, para mejorar el sistema inmune, para evitar los efectos secundarios del consumo de antibióticos, pero no para estos escenarios clínicos del estreñimiento y de la hinchazón abdominal, dos problemas de salud muy prevalentes y en ocasiones sin tratamientos efectivos”, apunta Silvia Gómez Senent, profesora del Grado en Enfermería de la Universidad Nebrija, médico especialista en Aparato Digestivo y creadora de los probióticos de los laboratorios CFN.
Como explica la investigadora y docente, los probióticos son preparados que contienen microorganismos vivos, que llegan al intestino y allí hacen su efecto. Estos microorganismos vivos son bacterias habitualmente que se designan con un nombre y dos apellidos; por ejemplo, Lactobacillus (nombre) plantarum (primer apellido) DR7 (segundo apellido). Lo que hace diferente a un probiótico de otro son los apellidos ya que dependiendo de su designación tendrán una función intestinal y del sistema inmune.
Los probióticos modulan la microbiota intestinal, el conjunto de microorganismos que viven en el intestino. “La microbiota intestinal tiene una función de barrera; es decir, evita que pasen tóxicos y microrganismos al torrente sanguíneo, regula el sistema inmune y se encarga de producir vitaminas y sustancias beneficiosas para nuestra salud, además de conectar con el cerebro”, apunta.
Silvia Gómez Senent precisa que en personas con estreñimiento hay un desequilibrio de la microbiota intestinal (disbiosis), que produce un aumento de microorganismos de características más inflamatorias ya que contribuyen a los síntomas de estreñimiento. Por tanto, el equilibrio de esta disbiosis favorece la mejora de los síntomas de estreñimiento e hinchazón abdominal.
Retroalimentación positiva
Sigosent SGS y Sigosphere SGS apuntan a resolver los síntomas de estreñimiento e hinchazón abdominal en todos los pacientes, y en consecuencia a mejorar su calidad de vida. “Ahora mismo, el feedback que tengo de las personas que los han tomado es muy positivo”, comenta la profesora de la Universidad Nebrija.
La prevalencia en España del estreñimiento es de entre el 15 % y el 20 %, y a partir de 60 años, del 30 % al 40%. Por sexo, es más prevalente en mujeres que en hombres. Se estima que en ancianos “institucionalizados” (residencia), la prevalencia es mayor que en ancianos “no institucionalizados”.
En este sentido, Gómez Senent da una serie de recomendaciones: la ingesta de 1,5 litros a 2 litros de agua al día: la ingesta de alimentos que contengan fibra, como fruta y verdura -2 raciones de verdura al día y 3 o 4 piezas de fruta al día-; actividad física diaria; realizar las comidas con tiempo y despacio; descanso adecuado; y estar el tiempo necesario en el baño para lograr una evacuación adecuada y sin dolor.
El proceso de gestación de Sigosent SGS se inició hace dos años. En su consulta, Silvia Gómez Senent atiende a muchos pacientes con trastornos funcionales digestivos, que además han ido en ascenso desde la pandemia de la covid-19: “En mi consulta hago un abordaje integral del paciente, con una visión de 360º, que incluye alimentación, deporte, gestión del estrés… y en este tipo de patologías, que están muy relacionadas con el estilo de vida, la microbiota desempeña un papel fundamental”.
Hace aproximadamente un año apretó el acelerador de la investigación y revisó toda la literatura sobre cepas bacterianas que tenían evidencia clínica en humanos y animales para encontrar el conjunto de probióticos que pudieran ayudar a estos pacientes. “Seleccioné diferentes cepas que tenían evidencia por separado, algunas en sinergia. Posteriormente contacté con un laboratorio que pudiera encontrar las cepas de bacterias, y tras hacer un análisis de mercado encontré la combinación adecuada”, detalla.
La relevancia de la microbiota intestinal
Respecto al segundo probiótico -Sigosphere SGS-, la profesora de la Universidad Nebrija apunta a la inexistencia de probióticos para solucionar el problema, y añade: “Además es un campo en el que la terapéutica que existe es para mejorar la hinchazón en el momento puntual que estemos más molestos, pero no para tratar esa disbiosis, que genera una microbiota muy productora de gases”.
En los últimos años se ha investigado el papel de la microbiota intestinal en diferentes enfermedades. Como explica la investigadora, pacientes con determinadas patologías tienen un microbiota diferente a las personas que no la padecen y entre ellos es similar. “Por ello, este dato ha hecho que muchas investigaciones centren su foco en el peso de esos hallazgos. Desde mi experiencia clínica, los pacientes a los que se les modula la microbiota mejoran y, desde mi experiencia investigadora, de diversos trabajos que he realizado en el Hospital La Paz, los pacientes no solo mejoran clínicamente, sino que también se ven cambios en la microbiota”, explica Silvia Gómez Senent, que cuenta con 18 publicaciones científicas como primera autora, además de 14 comunicaciones en congresos, y ha participado en diferentes proyectos de investigación en el campo de la enfermedad inflamatoria intestinal , microbiota intestinal y trastornos funcionales digestivos.
Texto: Javier Picos.