Tres prestigiosos economistas reclaman políticas de Estado adicionales para fortalecer el español

“La promoción del español ha de considerarse un bien colectivo superior, objeto de una política de Estado, con importantes beneficios para el conjunto de la sociedad”. Esta es una de las principales “recomendaciones para la acción” que los economistas y profesores José Antonio Alonso (Universidad Complutense), Juan Carlos Jiménez (Universidad de Alcalá) y José Luis García Delgado (Universidad Nebrija) detallan en su libro Los futuros del español. Horizonte de una lengua internacional, auspiciado por el Observatorio Nebrija del Español (ONE) y la Fundación Nebrija y publicado por Alianza Editorial.

Los autores retoman la cuestión del español después del ambicioso proyecto de investigación Valor económico del español, promovido por la Fundación Telefónica entre 2007 y 2016. En su opinión, es un “paso positivo, pero claramente insuficiente” la creación en 2021 de la Dirección General del Español en el Mundo, dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación. Desde la comprensión de la “complejidad” que tendría otorgar a una de las instituciones existentes “centralidad” en este tema o crear un Comisionado “quizá dependiente de la Presidencia del Gobierno que asuma una función directiva sobre las acciones de los distintos departamentos”, los economistas proponen “mantener la estructura descentralizada de competencias hoy existente” y generar una Comisión Interministerial para la Promoción del Español. Esta institución garantizaría la definición de “una estrategia concertada y de una labor continuada” de puesta en común de las distintas unidades departamentales involucradas.

El valor económico del español es la esencia de un libro que no se complace con las cifras actuales de bonanza idiomática, sino que mira con rigor y análisis el futuro a corto y medio plazo.

La situación actual la define el último informe del Instituto Cervantes El español: una lengua viva. En 2022, más de 496 millones de personas tienen el español como lengua materna (el 6,3 % de la población mundial). El grupo de usuarios potenciales de español en el mundo supera los 595 millones (el 7,5 % de la población mundial). El español es la segunda lengua materna del mundo por número de hablantes, tras el chino mandarín, y la cuarta lengua en un cómputo global de hablantes (dominio nativo, competencia limitada y estudiantes de español), después del inglés, el chino mandarín y el hindi. Casi 24 millones de alumnos estudian español como lengua extranjera en 2022.

“La demografía no basta”

No obstante, “la demografía no basta”. José Antonio Alonso, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense; Juan Carlos Jiménez, profesor titular de Economía Aplicada de la Universidad de Alcalá; y José Luis García Delgado, catedrático de Economía de la Universidad Nebrija y director del ONE, reflejan que serán las políticas “ambiciosas” las que podrán consolidar en el futuro la posición privilegiada del español como segunda lengua internacional. “Las previsiones de futuro sugieren un debilitamiento del pilar demográfico que ha sustentado la fortaleza del español como lengua internacional. Es necesaria, pues, una respuesta política que active fuentes alternativas de expansión lingüística. Esto pasa por mejorar su estatus como segunda lengua internacional, ampliando la oferta formativa en los países pertenecientes a comunidades lingüísticas alternativas, y promoviendo el interés y la calidad de aquello que se produce en español. Se requiere de una poderosa acción pública, bien gestionada”, opinan.

Además de una definida arquitectura institucional y su consiguiente dotación de recursos, la promoción del español ha de considerarse como un “bien colectivo superior” o, por traducirlo al lenguaje económico, como “un bien de mérito”, aquel cuya provisión genera un beneficio destacable para el conjunto de la sociedad. “Y, en correspondencia, la política que promueve ese objetivo debería considerarse como una política de Estado (y ojalá de todos los Estados que conforman el condominio del español), una política que debe convocar al conjunto de los actores sociales y trascender las exigencias del ciclo político”, añaden.

“Una audaz diplomacia educativa y cultural”

La terna de profesores, ante el objetivo de aumentar los hablantes del español, piden “muchos más profesores preparados y una audaz diplomacia educativa y cultural” que impulse una oferta “amplia” de enseñanza del idioma como lengua extranjera, que llegue tanto a los centros escolares como a los departamentos universitarios y a los espacios de formación extraescolar: “En este ámbito las carencias del español son, por el momento, notables. Ni existe una oferta suficiente de profesores para esa tarea, ni se ha dotado a las instituciones responsables de la naturaleza jurídica, medios humanos y recursos financieros para promoverla”.

En referencia al balance de cuatro campos “extralingüísticos”, José Antonio Alonso, Juan Carlos Jiménez y José Luis García Delgado determinan que en uno de ellos se parte de “una situación deficiente y de difícil corrección” (el español en la ciencia); en otro, “el punto de partida no es malo, aunque rige en su seno una tendencia adversa difícil de revertir” (el español en las relaciones internacionales); y solo en los otros dos “la situación es mucho más prometedora” (internacionalización empresarial e industrias culturales).

Por otro lado, el diálogo y la colaboración con el máximo número de los países americanos que conforman la comunidad hispana, según los autores, debe alimentar cualquier plan de acción de promoción. Esta puesta en común “será también imprescindible” para afianzar la presencia del español en Estados Unidos, donde residen 60 millones de personas de ascendencia hispana, de los cuales más de 40 millones son capaces de expresarse en español. “El reto es preservar nuestra lengua en las segundas y terceras generaciones de migrantes para evitar la pérdida de competencias lingüísticas que otras diásporas han sufrido, y asegurar, al tiempo, que el español se consolida como segunda lengua mayoritaria en la enseñanza y en los usos de la población norteamericana”, señalan.

Promoción del bilingüismo

Además, la política de promoción del español “debe estar acompañada de otra dirigida a apoyar la pervivencia y vitalidad de las lenguas minoritarias con las que convive, asentando una efectiva cultura del bilingüismo: “La promoción de ese bilingüismo, si es sincera, requiere abandonar equidistancias y brindar un apoyo especialmente intenso a las lenguas minoritarias, que son las que están expuestas a un mayor riesgo. Concretamente, en España, la falta de cultura lingüística sobre las otras lenguas cooficiales puede tener costes severos sobre la convivencia democrática y sobre la propia eficacia de la política que pretenda promover una lengua internacional como el español”.

Tanto en 2020 como en 2050, la contribución a la renta mundial de la comunidad hispana de hablantes seguirá situada en torno al 9 % del PIB mundial: “un resultado que confirma la pertenencia de los países hispanohablantes a lo que cabría denominar la clase media mundial”.

Los autores también explican que el español, oficial o dominante en 24 países o territorios, y su comunidad de lengua, facilitan los procesos de integración de los migrantes en las sociedades de destino.

Para Alonso, Jiménez y García Delgado, el atractivo de un idioma “descansa, cada vez más, en la calidad, originalidad y mérito de aquello que se crea y produce en esa lengua, más que en el número de sus hablantes. Lo importante es contar, no que nos cuenten: calidad y prestigio más que número de hablantes”.

Perspectiva panhispánica

Los futuros del español, en su exposición de propuestas para evitar que en los próximos años nuestra lengua pierda su posición de privilegio, está estructurado en una introducción, tres partes y una presentación donde Manuel Villa-Cellino, presidente del Consejo Rector de la Universidad Nebrija y presidente de la Fundación Nebrija, plasma la esencia del título: “Los futuros del español es el resultado de una visión plural de la lengua española, que asume una perspectiva panhispánica y se ocupa de los entornos más vanguardistas del uso del idioma”.

En definitiva, los autores, en sus propias palabras, “perseveramos en una obligación autoimpuesta que nos dicta la razón y la devoción. La primera, porque el español es el producto más internacional -y valioso en muchos aspectos- de España y de todos los países que lo tienen como lengua propia. La segunda porque su estudio -también desde la óptica del análisis económico y social- es una forma de expresar respeto y estima por una lengua con la que tan rico patrimonio cultural se ha creado. Todo el orbe panhispánico es plurilingüe, y quien ama una lengua ama todas las lenguas”.

Texto: Javier Picos. Foto: Zaida del Río.

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