Los sonetos con desparpajo de Gleyvis Coro tejen `La catedral de la mujer´

Gleyvis Coro es directora de Calidad e Innovación Educativa de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad Nebrija. Al frente del Grado en Odontología de próxima implantación, es doctora en Estomatología y Ciencias de la Educación (Mención Internacional) y Máster en Urgencias Odontológicas, entre otras formaciones.

Además, Gleyvis Coro compone sonetos.

Gleyvis Coro ha realizado estancias de investigación en España, México, Holanda y Chile. Ha publicado treinta artículos en revistas indexadas, libros y capítulos sobre didáctica médica. Premio Laureate Health Science Specialist como formadora de profesores en simulación clínica en España, LATAM y USA, ha presentado más de setenta ponencias en congresos. Responsable de proyectos de innovación en diferentes universidades, ha sido instructora en Simulación por el Center for Medical Simulation de Boston & Hospital Virtual de Valdecilla.

Además, Gleyvis Coro es una letraherida de la poesía y una enamorada de ser mujer.

Gleyvis Coro ha sido investigadora principal de cinco proyectos de innovación docente, por los que ha ganado tres concursos de financiación externa. Ha sido miembro de la junta directiva de la SESSEP (Sociedad Española de Simulación Clínica y Seguridad del Paciente) y del Comité Organizador de sus congresos desde 2017 hasta 2023.

Además, Gleyvis Coro ha escrito el poemario La catedral de la mujer (Bajamar Editores).

Gleyvis Coro no pestañea cuando afirma: “El Grado en Odontología de la Universidad Nebrija tiene como objetivo formar a los futuros dentistas con las competencias y habilidades necesarias para ejercer su profesión en cualquier ámbito bucodental. Desde el primer día, nuestros estudiantes viven una inmersión directa en el ámbito clínico y práctico de su profesión.”

Además, Gleyvis Coro pestañea cuando escribe: “Yo te amodio, mujer, por tu cabeza, / por cuanto en ella reverbera y choca/. Por ese fuego azul de tu cabeza/ que baja en torbellino, hasta tu boca”.

(Hasta aquí las densas referencias académicas que han sufrido escaramuzas de su pasión por los versos).

Más de noventa poemas

Gleyvis Coro Montanet (Pinar del Río, Cuba, 1974), Premio de Novela Cirilo Villaverde 1997, Premio de la Crítica Literaria (Cuba, 1998), reúne en la capilla del campus de la Politécnica y Ciencias Sociales en Madrid-Princesa a amigos y demás lectores para celebrar La catedral de la mujer, donde más de noventa sonetos dialogan sobre la naturaleza femenina y sus alrededores.

El nuevo poemario, de 150 centímetros de alto y 210 de ancho, rompe los límites físicos para descubrir sin tapujos todas las vertientes y aristas de todo tipo de mujeres. Con una clásica composición métrica, no hay tabúes en los temas. Aparecen los vientres de alquiler, las enfermedades de transmisión sexual, el acoso escolar, la menopausia o la mastectomía.

La catedral propia de la mujer, el libro en definitiva, integra capillas y campanarios (poemas de orgullo de género), un ábside (cuestiones morales, mentales y cerebro), un deambulatorio (recorridos personales y sociales), un coro (himnos, salmos, cánticos y voces), un transepto (identidad), un crucero (seno y pechos), una nave central (ovarios, útero y vagina), un nártex (vulva), unas criptas (matrias eternas), unas naves laterales (piernas y pies) y un confesionario (pecados capitales). Una homilía cierra el poemario. Luego desvelaremos estos versos alejados del sermón.

Las voces de Verónica Aranda y Orestes Hurtado

Todo está cocinado con desparpajo, lo dicen los dos moderadores del acto de presentación, la poeta, gestora cultural y traductora Verónica Aranda y el narrador, poeta y ensayista Orestes Hurtado. La obra, según la primera, “presenta una riqueza léxica donde caben todas las variedades del español combinados con el desparpajo de Gleyvis Coro, que llama a las cosas por su nombre, sin filtro; rítmicamente es brillante, con una atmósfera de baile y una exaltación de lo femenino”. Este libro, de acuerdo con el segundo “pertenece a una línea de sonetos cubanos elaborados con desparpajo, con un lenguaje natural alejado de la irritación que produce el culteranismo por las palabras raras” y que recuerda a versos de poetas cubanos como Reinaldo Arenas o Flor Loynaz.

A Verónica Aranda La catedral de la mujer la llena de “goce y sensualidad” porque refleja “todo tipo de erotismo desenfadado donde hay espacio para cantar la diferencia utilizando recursos propios de la cultura popular y la alta cultura, el lenguaje médico y brillantes metáforas”.

A su juicio, el poemario aborda tres aspectos “difíciles” de tratar en vestidos de versos: la ironía, el erotismo “que renueva y aleja de lugares comunes” y el virtuosismo, “que incluso deconstruye el soneto, que aparece como un aliado expandiendo, cincelando y distorsionando el verbo”.

“Toneladas de orgullo”

En una “celebración de la carne”, con “toneladas de orgullo” de ser mujer, bebiendo de la tradición, pero con “una vuelta de tuerca”, Verónica Aranda tilda el libro de “abarcador, excesivo y neobarroco” donde “los órganos sexuales son aliados” en un “grito lleno de sarcasmo contra los mensajes del patriarcado”.

Sin perder el sentido del humor, para la traductora y poeta, de La catedral de la mujer emana “una libertad absoluta estilística y temática en estos tiempos de señores de la guerra, políticas testosterónicas y el auge de la extrema derecha”; en definitiva, es “un antídoto de mirada pacifista, libre de prejuicios y que aboga por un cambio de paradigma”.

“Una gracia intrínseca”

Orestes Hurtado define la obra de Gleyvis Coro de popular y culterana al tiempo, con una “improvisación que está al servicio de una disciplina estética”, donde habitan la música y el baile cubanos con una “gracia intrínseca que hace que el ritmo vaya con la forma, con la melodía del soneto”.

El poeta cubano, ante un auditorio entregado, opina que La catedral de la mujer es “una maravilla para entender la falta de lo real”, una colección de poemas que “mezcla fenómenos” de temas que se van a relacionar entre sí. “Entren en La catedral y disfrútense en ella”, recomienda.

Lectores de a pie

Gleyvis Coro se siente abrumada por las palabras de sus colegas y decide sobre todo compartir sus poemas en una lectura cargada de emoción y sorpresa. No obstante, algún atisbo de reflexión deja: “Mi nicho a la hora de escribir estriba en donde hay más naturalidad, donde está el lector de pasos, el lector de caminos; quiero rescatar al lector de a pie, que vive una realidad parecida a la mía”.

Apelando a que la universidad se abra más a abordar temas de y sobre mujeres, la docente de la Universidad Nebrija quiere mostrar y dar luz a ese lado femenino, “Incluso en una sociedad marcada por la deriva patriarcal, la mujer puede cambiar el mundo y su realidad”, afirma.

Dejar un mundo mejor a las nuevas generaciones

La autora de poemarios como Aguardando al guardabosque y Jaulas reconoce que la rima le da alegría, que escribe de madrugada porque en las horas de luz los asuntos universitarios la reclaman. Con sencillez, quiere compartir esta similitud entre la estructura de un soneto, la catedral y la mujer con “su carga simbólica y sensual” y dejarles un mundo mejor a las nuevas generaciones (“esto parece una consigna, pero es una necesidad”).

El final de la presentación se cierra como las 145 páginas del libro, con la homilía anunciada, con el poema final, que versiona la letra de la celebérrima canción It’s raining men.

Están lloviendo mujeres

distintas. No las que buscas.

Torrencian mujeres bruscas,

Diversas. Densas mujeres,

Las lincharon a deberes

y la lluvia, que las junta,

por sus derechos pregunta.

Están lloviendo mujeres

y bajan, como alfileres,

como raíles de punta.

 

Las mira y tiembla el machango.

Se asombra. No son mujeres

de braguitas ni brasieres,

bajan al barro, a ser fango.

No vale quitarles rango

ni hay brujo que las deshaga,

ni habrá libélula vaga

que las anule, son seres

divinos estas mujeres

que llueven como una plaga.

 

Están lloviendo mujeres

trisexuales, antimiedo.

Caramba, yo me las quedo

machango, si no las quieres.

No hay réquiem ni misereres,

ni daño que disminuya

esta brusca lluvia cuya

nube pare amaneceres

magníficos ¡Aleluya!

Y mil veces ¡Aleluya!

¡Están lloviendo mujeres!

 

Texto: Javier Picos / Fotos: Zaida del Río.

3 Comentarios

  1. Fantástico libro y fantástica presentación. Muy afortunada de haberlo podido disfrutar. Gracias a la Universidad Nebrija por traer estos contenidos tan necesarios.

  2. La poesía en estado puro y más viva wue nunca, con este libro Gley Coro da voz a todas las mujeres que somos, gracias por darnos voz y por tan agradable recital.

  3. Tremendo fichaje hizo la Universidad de Lebrija con esta profesora, científica e intelectual de altos kilates, muchas felicidades a Gleyvis, a sus alumnos y alumnas y a sus colegas!