matali crasset (Châlons-en-Champagne, Francia, 1965), una de las diseñadoras más influyentes de las últimas décadas, pasea por el campus de la Politécnica y Ciencias Sociales en Madrid-Princesa con sus inseparables gafas y su peinado a lo tazón. Con puntualidad de relojero, atiende a los compromisos periodísticos y fotográficos (sabe posar con naturalidad) mientras charla con Fernando Moral, director del Departamento de Arquitectura de la Universidad Nebrija, y Marisa Santamaría, investigadora y periodista especializada en diseño y arquitectura. Ambos y un tropel de estudiantes la escoltarán en una conferencia donde pretende no transitar por lugares comunes y frases hechas.
Formada en Les Ateliers-ENSCI en París, crasset ha traspasado los límites convencionales del diseño industrial. Con proyectos de arte que no olvidan la función social, apuesta por un trabajo que no solo resuelve problemas, sino que genera vínculos, conciencia y experiencias compartidas.
Objetos, mobiliario, arquitectura, escenografías, espacios públicos, viviendas, centros culturales y educativos… nada escapa a su mirada. De hecho, su obra se encuentra en las colecciones del MoMA de Nueva York, el Centro Pompidou y otros museos de referencia mundial. Su método personalizado y su deriva por el color y el sentido lúdico de los niños son marca de la casa.
crasset colabora tanto con marcas como IKEA, Carrefour o Hermès como con instituciones culturales, municipios y comunidades rurales con las que desarrolla metodologías inclusivas, sostenibles e innovadoras.
La profesora de la Haute École d’Arts Appliqués (HEAD) confiesa que no quiere cambiar nada de lo que está viendo en uno de los campus de Nebrija, que se siente cómoda aquí, pero su mente de diseñadora la delata. Sus ideas giran a toda velocidad y algo trama.
Pregunta: ¿Por qué escribe su nombre y apellido con letras minúsculas iniciales?
Respuesta: Selecciono las letras minúsculas porque son muy fáciles de leer, no es tanto una cuestión de estatus. Solo esta es la razón.
P: ¿Por qué su trabajo a menudo diluye las fronteras entre el diseño, el arte y la innovación social? ¿Cómo define su enfoque sobre el diseño?
R: Creo que el diseño es una buena disciplina para superar los límites. No hay una definición precisa de lo que es el diseño. Para mí, el diseño es realmente la idea de estar conectado con lo que sucede a nuestro alrededor, ser flexible, poder adaptarnos y encontrar buenas maneras de lograr una mejor habitabilidad para las personas.
P: A menudo la describen como una “activista del diseño”. ¿Qué significa ese término para usted y cómo influye en sus decisiones creativas?
R: Cada vez que trabajas en un proyecto puedes hacer un pequeño cambio. Sabes que puedes actuar de tal forma que te permita ver las cosas de una mejor manera. Por este motivo, creo que es muy importante que los diseñadores intenten encontrar una nueva lógica de pensamiento.
P: Gran parte de su obra desafía las formas y funciones tradicionales, ¿qué papel desempeña la experimentación y la imaginación en su proceso de diseño?
R: Trabajo en sectores muy diversos, pero creo que, sobre todo, aún es posible crear un ambiente social y conmovedor, aún es posible en Francia, así que tenemos que ser inteligentes para no perder esa perspectiva. Como seres humanos, siempre hemos hecho dos cosas: crear herramientas –estas se están volviendo demasiado poderosas– y crear una especie de simbolismo. Debemos ser cuidadosos para que que la imaginación sea más fuerte y logré el equilibrio en nuestra evolución como seres humanos.
P: Frecuentemente colabora en proyectos que involucran a comunidades locales. ¿Cómo influyen estas experiencias participativas en su visión del diseño?
R: De hecho, en estos casos, el diseño es más útil. Es importante dejar de diseñar sin contexto. Es más que el servicio a una comunidad, también está la idea de dar esperanza, ¿verdad?, guiar para ayudar a las personas a lograr un proyecto de vida.
P: Como exalumna de Les Ateliers – ENSCI, ¿cómo influyó su formación en su trayectoria y qué consejo daría a los estudiantes de diseño hoy en día?
R: Creo que es muy importante mantener la idea de tener un enfoque propio que se puede cultivar con el tiempo. También se puede desarrollar un enfoque ecológico después, pero no al principio de tu carrera.
P: Ha trabajado en una gran variedad de proyectos, desde mobiliario, hasta arquitectura e instalaciones urbanas, ¿qué opción de diseño le atrae más?
R: No tengo ninguna sector ni obra favorita. Me gusta hacer cosas que nunca hice. Mi alegría reside en sentirme acogida en contextos diferentes.
P: En un mundo cada vez más dominado por experiencias digitales, ¿dónde se encuentra el lugar del diseño físico y táctil?
R: Esto es muy relevante; me gusta la idea de ser diseñador porque abordas la vida a través de su materialidad. Los diseñadores necesitamos continuar con esto porque es de donde nace nuestra sensibilidad.
P: La sostenibilidad es una preocupación clave en el diseño contemporáneo. ¿Cómo influyen las consideraciones ecológicas y éticas en tus proyectos?
R: Tienen que estar presentes en cada aspecto del diseño. En cada proyecto puedes hacer algo para mejorar y encaminarte en la buena dirección.
P: ¿Por qué el diseño puede ser un aliado para vivir en el mundo de hoy?
R: Podría ser un elemento vivo porque existen formas de pensar muy diferentes y deberíamos recuperar la diversidad. Lo que está sucediendo ahora mismo es que estamos desafiando esta diversidad de pensamiento.
P: Desde su punto de vista, ¿cuál es el estado del diseño en España?
R: Quizás aquí se prioriza menos la idea de tener una personalidad fuerte, y más la idea de trabajar juntos.
P: Mirando hacia el futuro, ¿cuáles son los temas o desafíos que más le interesaría explorar?
R: Creo que el aspecto más desafiante, al menos en Francia, es ayudar a la nueva generación a volver a amar el mundo y volver a ser amados en el mundo.
Javier Picos / Fotos: Zaida del Río.