La divulgación de la ciencia explora vías más allá del inglés para penetrar en la sociedad MEDES

La divulgación de la ciencia explora vías más allá del inglés para penetrar en la sociedad

La comunicación y la difusión de la ciencia responde a una de las necesidades más perentorias de compartir el conocimiento. En esta tarea, el inglés acapara las investigaciones y las publicaciones, pero cada vez más voces se alzan para que la diversidad lingüística se asiente como una apuesta por incluir la riqueza de las identidades de todo el mundo. La XIX Jornada MEDES recogió el guante y con el lema El español y la ciencia multilingüe convocó a expertos en la materia en un curso de verano de la Universidad Complutense en San Lorenzo de El Escorial.

En la inauguración, José Luis García Delgado, director del Observatorio Nebrija del Español  (ONE) -una de las entidades impulsoras del encuentro junto a la Fundación Lilly- defendió el multilingüismo como vía para acercar el conocimiento a la sociedad. Ampliar el radio de acción de ese conocimiento científico “debe ir acompañado también de la percepción social, de una legitimación de la ciencia, para que sea más fácil asignar recursos a la investigación científica y convertirla en un bien preferente”.

Pedagogía social

Como José Antonio Sacristán, director de la Fundación Lilly, organizadora de las jornadas MEDES, que apostó por el fomento del español y del multilingüismo para que los ciudadanos comprendan y accedan a la ciencia, José Luis García Delgado instó a las instituciones a centrarse en la pedagogía social, una expresión que empleó, aplicada al programa político, el pensador Ortega y Gasset en una conferencia de 1910 en la Sociedad El Sitio de Bilbao que se hizo famosa por su última frase: “España es el problema, Europa es la solución”.

El nexo entre el predicamento social y el valor presupuestario para la investigación científica está, de acuerdo con el director del ONE, en el centro de un debate que la Jornada MEDES pretendió avivar “para mejorar nuestra cultura de lenguas”.

Ejerciendo de anfitriona de la jornada MEDES, Lucia de Juan, vicerrectora de Investigación y Transferencia de la Universidad Complutense, recordó a los asistentes que la transferencia de investigación biomédica de conocimiento está viviendo una “época muy buena” provocada por los cambios en la evaluación investigadora que empieza a valorar no solo las publicaciones en inglés, sino también otras herramientas más adecuadas para que tengan “impacto social”. En este sentido, la Coalición para el Avance de la Evaluación de la Investigación (CoARA) asegura la calidad sin olvidar que las universidades tienen que crear plataformas y repositorios institucionales “para que estén accesibles a todos los investigadores” y para hacer efectiva la diseminación de la investigación en cualquier idioma.

La voz de Elea Giménez Toledo

La XIX Jornada MEDES contó con las reflexiones de Elea Giménez Toledo, investigadora principal del proyecto TeresIA, que forma parte de la Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial. “Las lenguas que hablamos en cada país o región cumplen una función esencial en la divulgación, la formación de investigadores y la transferencia del conocimiento científico a sectores no académicos. Descuidar las lenguas en las ciencias implica descuidar estas funciones”, aseguró.

El trabajo “intensivo” y la coordinación para que la lengua desempeñe un papel “esencial” en la ciencia deben, en su opinión, estar respaldadas por las políticas públicas. Al estar “todos concernidos en que la ciencia sea multilingüe”, Elea Giménez Toledo aconsejó a los investigadores “evitar barbarismos, no dejarse arrastrar por la inercia del inglés o no desdeñar las publicaciones científicas en nuestros idiomas”.

Apuesta por el multilingüismo

En definitiva, la confluencia entre ciencia y política y la apuesta por el multilingüismo como modelo para ponderar la investigación estuvieron presentes en los tres debates de la Jornada MEDES dedicados a analizar las políticas públicas para promover la comunicación de la ciencia en diferentes idiomas; los retos que ofrece el multilingüismo digital en el ámbito científico; y las oportunidades que ofrece la tecnología para mejorar la precisión de la traducción e interpretación en el campo de la medicina.

En el primero de los bloques, moderado por Elea Giménez Toledo, Guillermo Escribano, director general del Español en el Mundo (Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación), abogó por alimentar la “diplomacia lingüística” y “el pilar de coordinación y de cohesión con el resto de los países hispanohablantes”. Ante un “monolingüismo angloparlante” en casi todos los organismos de Naciones Unidas con el inglés como “excusa de ser un idioma de trabajo”, subrayó la “buena oportunidad para el español en el ámbito de la comunicación donde ha superado ya al francés en tráfico de noticias”.

A pesar de que en el contexto actual “el multilingüismo cuesta”, el Español en el Mundo pone todo su esfuerzo en que el idioma “recupere terreno y confianza” sin olvidar, según Escribano, la determinación de los gobiernos que comparten el español como lengua oficial.

La idea “absurda” de una sola lengua

En el coloquio, Juan Ignacio Pérez Iglesias, consejero de Ciencia, Universidades e Innovación del Gobierno Vasco, recordó medidas para la potenciación del euskera en la comunicación científica como la promoción de tesis en este idioma y el Proyecto para la Difusión Social del Conocimiento. “La idea de una sola lengua para la ciencia es absurda, no debemos renunciar a utilizar las diferentes lenguas como vehículos de expresión y creación, tampoco en ciencias experimentales donde las metáforas ayudan a entenderlas”, reseñó.

En la misma línea, Ángel Badillo, investigador principal de Lengua y Cultura Española del Real Instituto Elcano y de la Universidad de Salamanca y autor del estudio El portugués y el español en la ciencia: apuntes para un conocimiento diverso y accesible, aseguró que “la torre de Babel no es un castigo divino, sino un regalo divino, un tesoro que no podemos permitir perder”.

Poniendo en liza cómo una lengua que sale de un espacio de legitimación “tan extraordinario” como el de la ciencia “está condenada a perder muchos espacios de pervivencia”, Badillo advirtió de “la cuestión de economía política” del inglés por la que muchos países se quedan fuera del conocimiento científico poque los costes de accesos a muchos repositorios “son inasumibles”. Recordó que hay revistas “muy conocidas” que cobran de 6500 a 10 500 dólares por artículo a los autores. “No digo que esto no sea legítimo, pero no se entiende bien porque pagamos esto con dinero público que sustenta muchas investigaciones”, explicó.

Por último, José Antonio Alonso, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid, coincidió con sus contertulios al considerar una “entelequia” la existencia de una sola lengua global para la ciencia que contradice la identidad colectiva. El plurilingüismo “dotado de recursos”, la ciencia como un bien público y “las dificultades” de traducir todo esto a un criterio de evaluación fueron los ejes de su discurso.

Tecnologías del lenguaje

Manuel González Bedia, vicerrector de Innovación, Transferencia y Formación Permanente de la Universidad de Zaragoza, moderó la sesión sobre tecnologías del lenguaje protagonizada por Julio Gonzalo, catedrático de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la UNED e investigador principal del grupo de investigación Procesamiento del Lenguaje Natural y Recuperación de Información (UNED); Pilar Sánchez Gijón, catedrática en el Departamento de Traducción e Interpretación y Estudios del Asia Oriental (Universidad Autónoma de Barcelona); y Marta Villegas, directora del Laboratorio de Tecnologías del Lenguaje  del Barcelona Supercomputing Center.

Si para Julio Gonzalo, estamos ante una oportunidad para lenguas minoritarias, aunque “los modelos de lenguaje son “máquinas también de destrozar la diversidad”, Marta Villegas destacó las mejoras de las traducciones de los artículos científicos en el día a día orientadas a diferentes tipos de públicos.

Tras referirse al modelo Salamandra -modelos pluriligües desarrollados por el Barcelona Supercomputing Center-, Villegas estimó que en ese multilingüismo hay un nicho “brutal” de negocio de aplicaciones que implican un retorno económico y de conocimiento a las empresas y a la sociedad.

En del debate del segundo diálogo, Pilar Sánchez Gijón precisó que muchas veces se pierde información sobre las metáforas mal traducidas por el inglés en otros idiomas y que se produce una cierta “autocensura” cuando los autores al escribir sus artículos en otros idiomas diferentes al inglés están condicionados por su traducción a ese idioma.

Iniciativas relevantes

La tercera mesa redonda sobre terminología multilingüe en el ámbito institucional, coordinada por Luis González, terminólogo en la Dirección General de Traducción (Comisión Europea), integró los proyectos de investigación de Cristina Álvaro (Universidad de Alcalá), miembro del grupo de investigación en traducción e interpretación (FITISPos); Marta Pavón, jefa de servicio del Área de Sistemas Clínicos de Información (Centro Nacional de Referencia de SNOMED CT para España del Ministerio de Sanidad; y María Pineda, gestora de proyectos de traducción del Centro de Traducción (CdT) de la Unión Europea.

Premios MEDES

En el ecuador de la Jornada, la Fundación Lilly entregó los Premios MEDES 2025 “con el objetivo de reconocer, en el ámbito de los países de habla hispana, aquellas iniciativas que favorecen la utilización del español en la comunicación del conocimiento biomédico y de las ciencias de la salud, así como las instituciones que hacen posible el logro de estos objetivos”.

El Premio a la Mejor Iniciativa en el fomento del uso del idioma español en la divulgación del conocimiento biomédico recayó en el pódcast Miel y Limón Pediatras al Micro, mientras que el Premio a la Mejor Institución o entidad destacada en la promoción del español como lengua del conocimiento biomédico reconoció la labor de la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular (SEBBM).

Tras un intenso intercambio de opiniones, la investigadora Elea Giménez Toledo clausuró el encuentro con un llamamiento a conectar las políticas públicas con el trabajo científico y técnico y a mantener la supervisión humana de la tecnología. La ciencia, la medicina y el humanismo, los ejes del espíritu de la Fundación Lilly, se reflejaron en las ideas de los expertos.

Texto: Javier Picos / Fotos: Fundación Lilly

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