Los alumnos de 4º del Grado en Artes Escénicas recibieron un taller práctico impartido por Andoni Larrabeiti, orientado al desarrollo de la energía física, instintiva y emocional del intérprete, dentro del marco de la asignatura Taller de Interpretación y Creación Escénica II que imparte el profesor Jorge Rodríguez.
La actividad se centra en la exploración de la denominada “energía animal” como herramienta fundamental para el trabajo escénico, fomentando la conexión con el cuerpo, el instinto, la imaginación y la escucha grupal. El taller se estructuró a través de una metodología vivencial, progresiva y no verbal, que invitó al alumnado a desprenderse de bloqueos, juicios y capas externas, conectando con una expresión auténtica y orgánica.
La sesión comenzó con un trabajo de desplazamiento libre por el espacio, deteniéndose de forma intuitiva en puntos no premeditados, como metáfora de la posición del individuo en el mundo y en la escena. A partir de ahí, se realizaron ejercicios con los ojos cerrados favoreciendo la introspección, la eliminación del juicio externo y la activación de una sensación de libertad corporal y emocional. Cada participante tuvo que elegir un verbo personal que se desarrolló físicamente mediante el movimiento, ampliándolo progresivamente hasta alcanzar una expresión corporal expansiva y liberadora.
Posteriormente, con los ojos abiertos, se reflexionó sobre el espacio escénico y la sala de ensayos como lugares de libertad, verdad y creación, entendidos como espacios donde el intérprete puede habitar sin disfraces ni máscaras. Desde este punto, se incorporaron ejercicios de activación corporal centrados en la zona abdominal y pélvica, el equilibrio y la conexión con lo instintivo, tomando como referencia el comportamiento de los animales y su relación directa con el impulso y la presencia.
El trabajo continuó con dinámicas de escucha y conciencia grupal, donde los gestos individuales se transmiten y transforman a través del espacio, desarrollando la atención constante al compañero y al conjunto escénico. Estas acciones refuerzan la percepción del espacio compartido y la construcción de una dramaturgia física colectiva.
Se incluyeron también ejercicios de contacto y vínculo, así como dinámicas verbales basadas en la comunicación directa con el otro, entendiendo el “te amo” como un verbo escénico esencial en el trabajo actoral y en la relación entre intérpretes durante el proceso de creación.
En una fase posterior, los participantes compartieron relatos personales de forma voluntaria, dirigiéndose al grupo como si se tratara de un público, integrando palabra, movimiento y escucha activa. Este trabajo potencia la empatía, la resonancia emocional colectiva y la transformación de la experiencia personal en material artístico.
El taller finalizó con ejercicios de imaginación corporal, como el denominado “ejercicio del cubo”, que exige la creación espacial desde la imaginación y no desde la memoria, reforzando la confianza en los impulsos, la creatividad individual y la cohesión grupal.
A lo largo de la sesión, se fomentó una reflexión constante sobre la identidad artística del intérprete, la importancia del instinto, la profesionalidad en los ensayos y la concepción del proceso creativo como un acto escénico en sí mismo. El taller ha contribuido de manera significativa al fortalecimiento de la confianza artística del alumnado, su disponibilidad física y emocional, y su preparación para las exigencias interpretativas del montaje escénico final del Grado.


