Héctor Fernández Elorza reivindica el dibujo a mano como el primer pensamiento del arquitecto

El croquis, el esbozo, el bosquejo, esa primera mirada plasmada en un papel. De esta práctica manual habló el arquitecto Héctor Fernández Elorza en la conferencia que puso punto y final al cuatrimestre académico de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Nebrija. Su defensa “rotunda” del dibujo a mano como “el primer pensamiento” del arquitecto y como “una manera muy poderosa de expresión” definió el resto de un discurso en el que plasmó “ciertas cuestiones que me tienen obsesionado” como la oportunidad que generan los proyectos o la importancia de la materia y la manera en que esta se incorpora en el desarrollo de un concepto.

“Con cierta distancia y perspectiva” y atendiendo al hilo argumental “que todos los arquitectos llevamos dentro marcado por la construcción, los materiales y su peso”, Fernández Elorza se mostró a favor de respetar el propio contexto de un espacio donde se va a intervenir porque el lugar y sus circunstancias “determinan las cualidades de un proyecto y las subrayan”. El arquitecto aragonés, con amplia experiencia docente en universidades europeas y norteamericanas, con múltiples galardones internacionales de Arquitectura y con participaciones en la Bienal de Venecia, criticó que “muchas arquitecturas pasen del contexto, se impongan al lugar y se miren a ellas mismas”.

De materia a material

Con ayuda de un fragmento del libro Puerca tierra, de John Berger –“El hijo parte el esternón con un hacha. Esto recuerda al último hachazo antes de la caída de un árbol, pues a partir de este momento, la vaca deja de ser un animal y se transforma en carne, al igual que el árbol se transforma en madera-“, Héctor Fernández Elorza remitió a la materia prima, “ese punto donde la materia deja de ser materia para convertirse en material, como la vaca cuando se convierte en carne, y ese punto tiene unas posibilidades tremendas para un arquitecto al que muchas veces le llegan manufacturas tan procesadas que el material cuando llega a sus manos ha perdido el alma”.

A su juicio, hay que tener en cuenta el material y su textura, las vetas y las irregularidades de la materia, como se puede apreciar en las metopas del Partenón, en el British Museum, o en los bajorrelieves asirios. Ese respeto por la naturaleza y por las oportunidades que ella genera en un proyecto marcan un concepto de la arquitectura, donde “la textura y el peso de la materia prima más el aporte del sistema constructivo crean una vibración para construir un proyecto”.

Durante su conferencia, Fernández Elorza disertó sobre proyectos ya levantados o en proceso como el Auditorio y Centro de Documentación de Arquitectura Contemporánea en Nuevos Ministerios (Madrid), el parque de Valdefierro (Zaragoza), los edificios culturales en Jarandilla de la Vera (Cáceres), el Edificio de Laboratorios Químicos y la Facultad de Genética de la Universidad de Alcalá (Madrid), el Venecia Park y Twin Square (Zaragoza) y la Casa Mahou (Madrid). No obstante, dejó tiempo para detallar uno de sus intervenciones más destacadas: la renovación del Patio de Operaciones del CentroCentro del Palacio de Cibeles (Madrid) donde el edificio, “entre lo industrial y lo castizo”, se enriqueció con puertas de acceso, un mostrador central, un mobiliario polivalente y telones de material reflectante para trasladar a la planta baja la luminosidad.

Los comentarios están cerrados.