“Soy artista. Cuento cosas para los demás desde mi posición en el mundo y tengo otra mirada. Miro a mi alrededor y saco conclusiones estéticas y políticas y se las cuento a la gente que tengo cerca. No trabajo para la posteridad, solo quiero comunicarme con esas personas”. La declaración de principios de Eugenio Ampudia, uno de los artistas españoles más reconocidos, inaugura las II Jornadas Internacionales de Mercado del Arte, organizadas por el Máster en Mercado de Arte y Gestión de Empresas Relacionadas de la Universidad Nebrija.
Su discurso sencillo y de conceptos claros, que desemboca en la audiencia después de su propio proceso creador y vital, resume el espíritu de las sesiones celebradas en la Facultad de Comunicación y Artes durante dos jornadas. La puesta al día de un sector sensible a los cambios políticos, sociales y culturales, que refleja esas metamorfosis en el sentir colectivo y en la percepción individual, respira en cada una de las más de veinte ponencias de las Jornadas.
Las entrañas del sistema del arte
El mercado del arte o “el sistema del arte”, nomenclatura que defiende José Luis Guijarro, director del Máster, también recoge las dudas de sus artistas. Y Eugenio Ampudia no es una excepción: “Me preocupa ser eficaz. No puedes aburrir a nadie ni contar tus ideas siempre de la misma manera”. Al fin y al cabo, “los artistas gestionamos ideas y las llevamos a cabo”. Continúa la sencillez del artista a pesar de la incertidumbre del mundo actual.
Para certificar esa función del artista muestra su vídeo En juego (2006), donde sustituye el balón de un partido entre Brasil y Alemania por el libro El impacto de lo nuevo, del crítico de arte “retrógrado” Robert Hughes. “Me entraban muchas ganas de patear ese libro, pero pensé que era más eficaz que lo hicieran los pateadores profesionales”, ironiza. Esta fue la primera obra suya que adquirió el Museo Reina Sofía. Merecieron la pena los tres meses de edición del trabajo con su equipo.
Dormir en el Museo del Prado
Descuelga otro vídeo de su armario artístico para exponer otra clave de su pensamiento. En Dónde Dormir (2008) inicia una serie donde duerme en “sitios que tienen que ver con la cultura, los conflictos y el poder”. En el Museo del Prado extendió su saco rojo —mismo color que la sangre de los protagonistas— debajo de Los fusilamientos del 3 de mayo, de Goya. Quiere que haya “las mínimas barreras” entre lo que cuenta y los ciudadanos” porque cuando pone en marca sus “pequeñas acciones uso mi cuerpo y así me acerco al resto de la gente”. En este proceso “íntimo”, los artistas “no tienen cara, pero sí un manual de instrucciones, quiero que los que vayan al Museo del Prado les pase allí los mismo que en sus casas”.
Ha pasado noches de sueño y ensueño en lugares tan emblemáticos como la Academia de Roma, la pirámide diseñada por Diego Rivera en México, la Alhambra, la biblioteca del Palacio Nacional de Ajuda en Lisboa o el Palau de la Música de Barcelona. Su deseo y sus intentos de dormir junto a la momia de Lenin se frustraron por la guerra de Ucrania.
“No importa nuestra huella”
“Para mí el arte tiene fecha de caducidad porque no trabajamos para el futuro, solo para el presente. En el futuro no importa nuestra huella y eso es quitarnos una pesada carga y hacer más fácil nuestro trabajo… cuanto más directa sea la conexión con los ciudadanos, que no espectadores, mucho mejor”, afirma Eugenio Ampudia, Premio AECA al mejor artista español vivo representado en ARCO18 y Premio ARCO-BEEP Colección de Arte Electrónico.
En su empeño por las conversaciones con “sujetos activos”, el artista vallisoletano defiende “la conexión que se genera entre la pieza y las cabezas de quien la contempla, y eso es más importante que la obra”.
Luego está también la relación de las actuales generaciones con otras a lo largo del tiempo. En el vídeo La verdad es una excusa rebobina imágenes de los exiliados de la Guerra Civil en el paso de Le Perthus conservadas en la Biblioteca Nacional. “Enseño lo que yo creo que debería haber pasado. Las personas andan hacia atrás mientras suena el pasodoble Suspiros de España en estilo de réquiem”, sostiene.
Concierto para plantas
Durante su intervención en las II Jornadas Internacionales de Mercado del Arte de la Universidad Nebrija, Eugenio Ampudia muestra su preocupación por el cambio climático y su crisis “bestial que da tanto miedo”. Como artista se siente interpelado. Su Concierto para el Bioceno (2020), una de sus últimas investigaciones en su compromiso eco-social, llenó el teatro del Liceo de Barcelona con 2292 plantas que “disfrutaron” de una interpretación de Crisantemi, de Giacomo Puccini por un cuarteto de cuerda. A esta “eficaz manera” de relacionarnos con otros seres vivos de nuestro planeta se sumó Be a tree now, una aplicación donde cualquiera puede convertirse en árbol con el movimiento acompasado de sus brazos. Hasta el momento 1400 árboles-personas configuran este bosque en una iniciativa que inició una bailarina de la Compañía Nacional de Danza.
Rebosa actividad y tiene muchas propuestas en la sala de espera de su cabeza. Le gustaría ir más despacio, pero descarta esa posibilidad porque confiesa su gusto constante por dialogar y por extraer la emoción a través de su trabajo. “A todo lo que tiene que ver con la comunicación se le puede dar una vuelta. Parece que la que escuchamos está sembrada de avaricia y las comunicaciones de artistas son frescas como lechugas frente a los comunicados de prensa”, advierte.
Antes de terminar su lección —él mismo duda que lo sea— lanza un último dardo a la audiencia más joven: “Una vez que tengáis, cuidéis y gestionéis una idea, radicalizarla, añadir algo radical al mensaje para hacerla más visible”.
Conectar el ámbito profesional con el académico
Desde la Universidad Nebrija, José Luis Guijarro, director del Máster en Mercado de Arte y Gestión de Empresas Relacionadas, trasmite a los asistentes el peso específico del arte en la conciencia colectiva. “Centrados en las personas que crean y producen arte”, precisamente las Jornadas Internacionales buscan “reflexionar y debatir sobre el sistema del arte, fomentar y promover la investigación en un sector reciente como el del mercado del arte, y conectar el ámbito profesional con el académico”.
Antes de la maratón de ponencias y mesas redondas, Guijarro recomienda lecturas como Legend, myth and magic in the image of the artist: a historical experiment, de Ernst Kris y Otto Kurz; The artist has to live like everybody else, de Billy Apple; y The death of the artist, de William Deresiewicz. De ellas rescata la idea del talento y de la necesidad del artista de garantizar unos ingresos que le permitan seguir ejerciendo su profesión en un campo, “en el que la gente se siente culpable de que le paguen por su trabajo y más culpable aún por querer que lo hagan” como escribe el propio Deresiewicz.
De acuerdo con el profesor de Nebrija, la profesión de artista permanece vinculada a figuras “muy concretas” asociadas a “cualidades extraordinarias” como la genialidad de Picasso, la polimatía de Leonardo da Vinci, la condición de mártir de Van Gogh; la terribilità de Miguel Ángel, la bohemia de Renoir, y a lo masculino a lo largo de la historia.
La formación en artes
Como el sector no para de moverse, la aparición del ensayo Why have there been no great women artists? (1971), de Linda Nochlin, “empieza a cambiar” el modelo de artista que coincide en la fecha con la apertura de las escuelas y facultades de artes. Desde la aparición de la primera facultad de Bellas Artes en España (Complutense, 1978), la profesión de artista “se vincula a la universidad y a un proceso formativo”.
Aunque la sociedad apunta a un artista “como alguien diferente”, Guijarro advierte del “intrusismo y la competencia” de personas que vienen de otros estudios y del impulso de la tecnología desde que aparecieron los Mac de Apple.
Mientras compara la situación de los artistas con una imagen del escultor Erwin Wurm que refleja un equilibrio imposible sobre naranjas, el director del Máster en Mercado de Arte y Gestión de Empresas Relacionadas se queda con el titular de Chus Martinez, “la curadora más importante de este país” en una entrevista en Jot Down: “Los artistas no son un lujo, son una necesidad”.
Visiones cruzadas y contextos culturales
Sobre la esencia de las II Jornadas Internacionales de Mercado del Arte también diserta Pablo Álvarez de Toledo, director del Departamento de Artes de la Universidad Nebrija: “Gracias a un esfuerzo colectivo, hemos logrado un programa de carácter verdaderamente internacional y plural. La diversidad geográfica de los expertos enriquece sin duda nuestra perspectiva con visiones cruzadas de distintos mercados y contextos culturales”. En tono a dos días de “intensos y debates activos”, se siente seguro del éxito de unas jornadas “tan provechosas e inspiradoras como el propio viaje del arte que nos reúne”.
Las Jornadas refuerzan, según Álvarez de Toledo, un ecosistema de larga trayectoria en Nebrija reflejado en el grado en Bellas Artes, el Máster en Mercado del Arte y Gestión de Empresas Relacionadas y su Premio de Adquisición Nebrija, y el II Curso de Arte Contemporáneo y Coleccionismo impartido en Avilés junto a la Asociación de Coleccionistas Privados de Arte Contemporáneo 9915, que tendrá continuidad en julio de 2026.
Además de la participación del comité científico de las sesiones, configurado por José Luis Guijarro (Universidad Nebrija), Diana Angoso de Guzmán (UCM), Gustavo Perino (GIVOA Art Consulting) y Paul Melton (Fashion Institute of Technology, Nueva York), las sesiones cuentan con expertos de instituciones y universidades de España, Brasil, Argentina, Estados Unidos y Alemania. Claudia Rodríguez-Ponga, Alicia Gluszek, Elisa González, Rocío García Márquez, David Díez Galindo, Aitor Castillo, Alberto Ribelles Spencer, María Arregui, Gullermo Rodríguez, Sergio Rodríguez, Alejandra Rodríguez Cunchillos, Denise Menconi, María Sánchez, Rebeca Rodríguez Ginés, Laura Isabel Barragán, Cecilia de la Puente, Jesús Guodemar, Lucía Gómez–Acebo Basagoiti, Juan Padilla, Rosita Mariella, Jorge Sanguino, Thierry Chemalle, Alexandre Spinola y Pablo Álvarez de Toledo completan el programa de primeras espadas del sistema del arte.
Texto: Javier Picos / Fotos: Oliver Heras








