Cuando la lengua se hereda y la emoción y la identidad van de su mano

En la década de los 50 y 60 del pasado siglo se produjo un importante proceso migratorio de trabajadoras y trabajadores españoles a países del centro de Europa. Fueron muchos los que trasladaron o formaron allí sus familias y se establecieron definitivamente en el país de acogida. Pero en el nuevo escenario permaneció la lengua española en el seno familiar. ¿De qué modo se ha mantenido? ¿Cómo ha influido en la configuración identitaria de las nuevas generaciones, tan alejadas espacial y vivencialmente del contexto sociocultural de origen de sus mayores? ¿Cómo lo han vivido las madres trabajadoras (principales transmisoras de la lengua para los hijos), los que ya son abuelos, los que se dedicaron a hacer de la lengua su herramienta profesional (escritores, traductores, etc.), …? ¿Qué huella ha dejado el español y cómo se sigue reforzando institucionalmente para que la tercera generación (y siguientes) continúen aprendiéndolo? ¿Qué impulso está cobrando la investigación del español de herencia en los países de la Europa francófona?

Reportaje realizado por las alumnas del Máster en Periodismo en Televisión: Antía Araújo y Guadalupe  Barreiro.

Share

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *