`Ruido´ desata un alboroto de amor, celos y música en Nebrija Escena

Nebrija Escena llevó a las tablas del Teatro Fígaro la obra Ruido, una versión de la comedia Mucho ruido y pocas nueces, de William Shakespeare. Termina así la etapa de formación de los alumnos de cuarto del Grado en Artes Escénicas. La buena entrada y la gran acogida de profesores y compañeros arroparon un elenco formado por Ismael Almonte, Ana I. Barcos, Doménica Bravo, Isma Castrege, Paula Cobo, Ana Cumbreras-Sena, Leire de Asolo, Julia Hernández-Bueno Regojo, Edu Miura, Marta Normand, Celia Sánchez, Jaime Santos, Pauline Schneider, Esperanza Smith e Irene Turrillo.

Bajo la dirección general de Antonio Sierra, director del Grado, y la dramaturgia y la dirección de Luna Paredes, Ruido no deja de lado la intensidad de las disputas amorosas entre Beatriz y Benedicto, uno de los puntos álgidos de la pieza, pero la lleva al presente. De esta forma, Mesina, la localidad italiana donde se desarrolla la acción, se convierte en una discoteca donde el pinchadiscos y dos porteros dan un punto de vista actual a esta obra del año 1600.

Ruido es un viaje al interior del mundo shakespeariano, un mundo poético y universal que nos permite redescubrirnos a nosotros mismos hoy desde unas palabras escritas en el siglo XVII. Ruido es un espectáculo en el que la palabra clásica se entrelaza con la visión contemporánea, en el que la escena se llena de música, de humo, de copas. Hacemos Ruido para hablar de amor, de engaño, de celos, de traiciones y de perdón. Hacemos Ruido para ver que, aunque seguimos siendo y sintiendo todo eso, también hay cosas que han cambiado. Llenamos Ruido de referencias contemporáneas porque los clásicos están para adaptarlos y, así, permitir que sigan siendo universales”, explica Luna Paredes.

“Trabajo lleno de rigor y dedicación”

Unos instantes antes de comenzar la función, Antonio Sierra planteó desde el escenario una reflexión: “Ruido, ruido y más ruido. ¿Podemos hablar, reconocernos y amarnos con ruido?”. Luego, mutis por el foro porque la respuesta y la apuesta la tenían los jóvenes actores. Al fin y al cabo, el objetivo de Nebrija Escena, el proyecto que los alumnos del Grado en Artes Escénicas ofrecen cada curso, se traduce en “un trabajo lleno de rigor y dedicación que sirve como carta de presentación para el mundo laboral que les espera”.

Nebrija Escena es una propuesta que une la labor de la Facultad de Comunicación y Artes con la de los departamentos de Asesoría Jurídica, Control Económico, Infraestructuras, Publicaciones, Marketing y Actos. “Gracias a todas las personas que han colaborado en un proyecto lleno de esfuerzo e ilusión para que, con Ruido, luzcan hoy más que nunca los nuevos actores y actrices que se incorporan al mundo escénico”, expresa Antonio Sierra.

Con la escenografía de la profesora Lorena Palomino, la iluminación de Fernando de Retes, el diseño de vestuario de Tania Basen y la realización del vestuario con la colaboración de los alumnos del Grado en Diseño de Moda, dirigido por Sonia Lázaro, Ruido rebosó energía joven en una fiesta que incluso trasladaron al vestíbulo y al patio de butacas. Mención aparte merecen las canciones en directo de los alumnos, un oasis de paz entre tanto “ruido” de fondo y sentimientos encontrados en la pista de baile y sus alrededores.

Texto: Javier Picos. Fotos: Zaida del Río.

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