La investigación en microbiota apunta más allá del aparato digestivo

Los investigadores han descubierto en la microbiota uno de los yacimientos de salud o enfermedad de nuestro organismo. Los investigadores, los médicos, los laboratorios y la universidad intentan establecer redes para que las soluciones acaben llegando al paciente. De la transferencia de la investigación a la clínica y del impulso de los probióticos por parte de la industria farmacéutica trató una jornada organizada por la Facultad de Ciencias de la Vida y de la Naturaleza de la Universidad Nebrija.

La disbiosis de la microbiota intestinal -la alteración del equilibrio de la microbiota- se asocia a enfermedades digestivas como el estreñimiento o la diarrea, pero las últimas investigaciones también demuestran su influencia en enfermedades neurodegenerativas o epidérmicas. Los ejes intestino-cerebro e intestino-piel están en el foco. En todo caso, en el primer debate de la jornada, moderado por María Gil, directora de comunicación de la   Universidad Nebrija, los expertos abogaron por una respuesta integral a los pacientes desde “una mente abierta” y desde un sistema sanitario que no se quede solo en la especialización.

Del conjunto de microorganismos presentes en nuestro aparato digestivo y de las acciones necesarias para dar esa visión global hablaron los profesores de la Universidad Nebrija Víctor Echeverry, doctor en Psicología; Esther Martínez Miguel, directora del Grado en Enfermería; Silvia Gómez Senent, directora del Máster en Microbiota Humana, y Sara Uceda, decana de la Facultad de Ciencias de la Vida y de la Naturaleza.

Hacia un envejecimiento saludable

“Hemos salido de ese foco en digestivo y poco a poco avanzamos en el nivel preventivo. Para un envejecimiento saludable resulta fundamental mantener una buena y resiliente microbiota. Se puede trabajar en muchos pacientes la modulación de la microbiota por muchas vías”, declaró Esther Martínez Miguel.

La importancia de una “buena barrera intestinal” que impida un intestino permeable a las toxinas y a los deshechos es una de las claves. “Realizamos un tratamiento del intestino desde esa perspectiva, pero no solo desde un punto de vista digestivo”, precisó Silvia Gómez Senent.

Los problemas gastrointestinales, para Víctor Echeverry, han abierto el camino a la investigación actual, que se centra en analizar las alteraciones en patologías concretas no solo digestivas. Una vez que se describen esas alteraciones de las poblaciones bacterianas, entran los estudios con animales transgénicos para luego llegar a un tercer estadio:  el trasplante de microbiota fecal, la transferencia de heces de un donante sano a un receptor enfermo.

“En el eje intestino-cerebro la perspectiva es muy esperanzadora ya no solo en las enfermedades neurodegenerativas, sino también en las alteraciones psicológicas o en la mejora de funciones cognitivas”, afirmó Echeverry.

Investigación más adelantada que la clínica

Los laboratorios, muchos de ellos presentes en la jornada celebrada en el Campus de Ciencias de la Vida en La Berzosa, han desarrollado fármacos probióticos y prebióticos que redundan en la mejora del equilibrio de la microbiota. Para Esther Martínez Miguel, este campo “apasionante” lleva a los profesionales a reconocer cuáles son los más adecuados. La investigación, en este sentido, “va muchas veces más adelantada que la clínica y esta brecha hace que a muchos profesionales les cueste entender una patología desde el punto de vista de la microbiota”.

Las enfermedades que abren un campo de actuación sobre la microbiota y sobre la barrera intestinal son las digestivas como las diarreas, el intestino irritable o la inflamación intestinal; las autoinmunes; las que afectan a la piel; las articulares; y las neurodegenerativas. “Incluso en diagnósticos minoritarios intentamos personalizar el tratamiento. Sobre la fatiga crónica, una enfermedad muy invalidante, tenemos buenas experiencias modulando la microbiota y actuando en la barrera intestinal”, señaló.

A juicio de Silvia Gómez Senent, es necesaria la interrelación de médicos de todas las especialidades que estén formados en microbiota “porque cada vez tenemos más evidencias del papel de la microbiota en las enfermedades”. En ese reto, el apoyo de la industria farmacéutica en proyectos comunes para avanzar de la mano “puede permitir extrapolar resultados”.

Formación inminente

Los equipos interprofesionales como médicos, nutricionistas, enfermeros, profesionales del deporte y psicólogos están poco a poco surgiendo, aunque para los expertos de la Universidad Nebrija hace falta “de manera inminente” formar a los clínicos y ocuparse especialmente de la salud de las mujeres, que esté “desatendida” en este aspecto.

“Muchas veces hay resultados positivos, pero no están apoyados en la investigación. Realmente estamos en los inicios. Muchos esfuerzos se quedan en el laboratorio, por eso la industria debe desempeñar un papel principal para adentrarnos en estudios completos”, explica Víctor Echeverry, que afirmó que la metabolómica, la proteómica o la secuenciación de la microbiota son técnicas “caras” que requieren además inversión pública.

Los tres profesores e investigadores de la Universidad Nebrija recordaron prácticas básicas para mantener una microbiota sana: comer alimentos puros -ningún envasado, procesado o precocinado-, practicar actividad física, gestionar correctamente los picos de estrés y no fumar ni beber alcohol. El descanso es otra de las acciones que descuidamos. “Hay estudios de alteraciones en la microbiota que liberan metabolitos que alteran el sueño. Esos estudios demuestran que turnos largos de trabajo producen una alteración de la microbiota”, argumentó Esther Martínez Miguel.

La respuesta desde la universidad

Incluir en el sistema de salud respuestas profesionales que ayuden a modular correctamente la microbiota de los pacientes fue otro de los aspectos que salieron a relucir en el debate. “Las modas en medicina me dan un poco de miedo. Nos encontramos con personas que en redes sociales dicen saber mucho de microbiota. Para combatir esto los profesionales de la salud tenemos que formarnos con rigor”, advierte Silvia Gómez Senent.

Ahí es donde entra la educación superior. Sara Uceda, decana de la Facultad de Ciencias de la Vida y de la Naturaleza de la Universidad Nebrija, lo tiene claro: “En la universidad debemos generar conocimiento y transmitirlo, debemos ser esa cuna preparada a albergar grandes investigadores e impulsar formaciones. Tenemos mucho que decir y mucho que escuchar de la sociedad y de la industria”.

Ante esa falta de conciliación entre la clínica y la investigación, la universidad “tiene que aportar mucho en este ámbito y promover ensayos clínicos”. En concreto, la Universidad Nebrija oferta un Máster en Microbiota Humana, dirigido por Silvia Gómez Senent, y organizó unas jornadas de formación continua interprofesional en junio pasado.

El `horror vacui´ de la biología

En la apertura del encuentro, José Muñiz, rector de la Universidad Nebrija, certificó la actual “relevancia” de la microbiota, “la manifestación en bilogía del horror vacui, que manifiesta que la vida todo lo coloniza”. A las metodologías diversas sobre el cerebro, la respiración y los nutrientes, el rector sumó la nanotecnología, “pequeños robots, polvo de silicio que nos inyectarán” para convertir la microbiota del futuro en “un complejo biológico y artificial”.

La labor de los grupos de investigación, la integración de los jóvenes en los mismos y el impulso de las tesis industriales, promovidas por la industria y la universidad, son tres ejes que para el rector de Nebrija, constituyen la base del conocimiento académico que se transfiere a la sociedad.

Asimismo, la jornada sobre microbiota contó con la participación de los siguientes representantes de los laboratorios farmacéuticos: Beatriz Fernández (Solaray), Pilar Casanovas (PIleje), Carole Picard (IMC), Sonia de Matías (LCN), Alberto Ramper (Beps- biopharm y Puro Omega), Tristán Larramendi (Therascience) y Alessandra Di Penta (Eglé). En las cercanías del auditorio donde se desarrollaron los debates y las conferencias estuvieron ubicados diversos estands de las empresas de los intervinientes.

El nutricionista Alexandre Yáñez de la Cal y Luis Díaz, vicerrector de Ordenación Académica de la Universidad Nebrija, clausuraron unas jornadas con visos de continuidad en próximos cursos académicos.

Texto: Javier Picos. Fotos: Marcos Bort


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