Antes de la rehabilitación, vamos con una sucinta historia de un gigante deportivo y arquitectónico que durmió un siglo resistiendo los embates del tiempo.
El frontón Beti-Jai se inaugura en Madrid en 1894 por todo lo alto. Además de alojar los juegos de pelota, se sucedieron allí mítines, actuaciones musicales, un concurso hípico, una asamblea de alcoholeros e incluso la prueba del telekino del inventor Leonardo Torres Quevedo. En 1918 cierra sus puertas y comienza el deterioro y la degradación. Un taller de coches, una comisaría de policía, una cárcel y un taller de objetos de escayola y cartón piedra se suceden en un espacio que empieza a desperezarse en 2011 con la declaración de Bien de Interés Cultural. En mayo de 2015, el Ayuntamiento finaliza el proceso de expropiación y adquiere el Beti-Jai.
Con el contexto apuntalado, ahora sí podemos centrarnos en el proceso de rehabilitación acometido por Ferrovial Construcción en los últimos años.
De la vuelta a la vida de esta “joya secreta”, levantada por el arquitecto Joaquín Rucoba y encargada por varios empresarios liderados por Pepe Arana, de esta “rareza arquitectónica”, de este “edificio sorprendente” situado en la calle Marqués de Riscal número 7, hablaron Laura Soler y César Gutiérrez Cecilia, jefes de Obra de Edificación de Ferrovial Construcción (Madrid) en la Universidad Nebrija durante una charla organizada por Fernando Moral, director del Departamento de Arquitectura, y José Daniel García Espinel, responsable de Construcción Digital de la Politécnica Nebrija (Departamento de Arquitectura).
Un edificio “con estrella”
Con el apoyo documental de la Plataforma Salvemos el Frontón Beti-Jai, la experiencia del equipo de rehabilitación y una buena capa de “ingenio agudizado”, Soler y Gutiérrez Cecilia explicaron, con una dilatada exposición de imágenes del antes y el después, el “complejo” proceso de restauración de las fachadas, las escaleras, adornos como los lambrequines, y la estructura en general. Salvaron el 95 % de las viguetas originales y repusieron los elementos irrecuperables o perdidos gracias a que siempre encontraron alguna muestra original de la construcción a partir de la cual pudieron recrear el resto de las piezas. “Estamos ante un edificio con estrella”, dijeron aludiendo a la crónica de la inauguración de Beti-Jai, escrita por Antonio Peña y Goñi, en la revista El Pelotari del 29 de mayo de 1894: Beti-Jai nace con buena estrella, puesto que, antes de nacer, ha tenido y tiene enemigos encarnizados. ¡Que el cielo se los conserve y se los aumente al flamante frontón y a su conspicua empresa, para que se diga de ellos lo más tarde posible: Dios te libre de la hora de las alabanzas!
Este edificio ecléctico -neoclásico en la fachada principal, neomudéjar en las gradas- les desveló algun que otro misterio como el hallazgo en el cuerpo principal de las tejas originales del año 1894 procedentes de la Gran Tejería de Eloy Silió. Con la ayuda de unos moldes se fabricación, fabricaron el resto de tejas para devolver al estado original la cubierta.
Las “deplorables” ruinas, el “bosque” que surgió en el patio, las humedades y los escombros han pasado a la historia. El pasado con los ecos de los pelotaris y los actuales comentarios de los madrileños que lo empiezan a visitar forman parte de un organismo arquitectónico que resurge con todo su esplendor.
Trabajo y formación en Ferrovial
Aprovechando el acto celebrado en el Campus de Madrid-Princesa, Maria Beatriz Rodriguez Torrijos, responsable de Talent Acquisition, Engagement & Diversity Manager de Ferrovial Construcción, explicó a los alumnos de la Universidad las becas y las oportunidades de trabajo de una empresa que desarrolla y opera infraestructuras “sostenibles, innovadoras y eficientes” con casi 25 000 trabajadores en plantilla.
Texto: Javier Picos. Fotos: Zaida del Río
Foto de portada: Ferrovial
¿Por qué no nombráis al equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Madrid que lo llevó a cabo y quién estaba al frente? Todo esto se pudo realizar gracias al equipo de Manuela Carmena representando a Ahora Madrid, detalle que se os olvida comentar. Es decir, lo pagamos los madrileños, pero los de la ciudad, no los de la Comunidad.
Su esplendor será recuperado cuando se juegue a cesta punta allí y se deje de especular EH