“Pesimista desde el punto de vista intelectual, optimista y esperanzador desde la acción”, Salvador Rueda, pionero del ecologismo urbano y presidente de la Fundación Ecología Urbana y Territorial, acude a la Universidad Nebrija para apremiar a “pensar en grande” y replantear “todo” en la planificación de las calles y los barrios. “Hay que cambiar las reglas de juego y el marco teórico para asegurar el futuro. Las ciudades son fruto de los principales desaguisados ambientales, por eso hay que repensarlas, aunque no tengamos tiempo”, asegura.
Habla con conocimiento de causa. Su concepto de supermanzanas, aplicado a la ciudad de Barcelona, y un nuevo modelo de “urbanismo ecosistémico” que devuelve el protagonismo a los ciudadanos y se ancla en las reglas de la naturaleza son sus planteamientos más repetidos desde que con poco más de veinte años asumió diferentes cargos en la administración pública. En el reciente documental Cambiarlo todo sin cambiar nada, que pudieron ver los alumnos de Nebrija, comenta que el 70 % de los espacios de las supermanzanas se libera con una reducción de vehículos menor al 15 % en una relación “casi mágica”.
Los profesionales por encima de los mercenarios
Un activismo “bien entendido” y una apuesta por formar profesionales (“gente que se cree lo que hace”) en contraposición con los “mercenarios” pueden ayudar a generar ese cambio de estrategia en el que “desarrollo y sostenibilidad no sean un oxímoron”. La era digital, en su opinión, puede permitir la idea de crecimiento con otros parámetros que integren la complejidad de las organizaciones con un uso eficiente de los recursos haciendo un especial hincapié en la energía.
Salvador Rueda, que ha dirigido más de 400 proyectos urbanos y territoriales en 144 ciudades del mundo, defiende un nuevo modelo territorial que vaya más allá de “poner verde para no cocernos” e indague en la permeabilidad de los suelos y analice situaciones de catástrofes climáticas. “Somos parte de la naturaleza, pero somos estúpidos; las leyes de la naturaleza son las que nos tendrían que guiar en este proceso de transformación”, advierte.
Defensor de un espacio público que “realmente sea la casa de todos”, el ecólogo ilerdense, autor de libros como 503 supermanzanas. Cómo convertir las calles en plazas. En conversación con Gabi Martínez (Anagrama) y Planificar con fractales, explica que las supermanzanas pretenden ese “cambio radical” para rescatar la idea de ciudadano que ha desterrado el uso abusivo del coche. Este sistema de bucles en el que la velocidad máxima del automóvil es de diez kilómetros por hora y los vecinos y visitantes pueden disfrutar de zonas liberalizadas para el ocio, la cultura o el juego no implica, a su juicio, un problema económico. Expone en el documental que las 500 supermanzanas de Barcelona podrían implementarse con 300 o 400 millones de euros, una inversión “muy pequeña” si se compara con el presupuesto anual del ayuntamiento que podría estar entre 3400 y 3500 millones de euros.
Luis Tejero y Marlo Trejos
Fernando Moral, director de la Escuela de Arquitectura y Construcción de la Universidad Nebrija, y Juan Carlos Arroyo, director de la Politécnica Nebrija, conceden tiempo a Salvador Rueda en un acto en el que también están presentes en el debate sobre “las fructíferas discusiones alrededor de la ciudad”, Luis Tejero, jefe de Servicio de Planificación y Propuesta del Área de Gobierno de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, y el arquitecto costarricense Marlo Trejos.
Mientras Luis Tejero explica Sueña Madrid, el plan para definir el futuro desarrollo de la ciudad, en el que “debemos participar todos” y que se nutre de herramientas tecnológicas de última generación y la lucha contra el cambio climático, Marlo Trejos, además de pedir a las universidades una mayor implicación en la concepción futura de las ciudades, ahonda en la ecología como “una necesidad” de los seres humanos.
Texto: Javier Picos / Fotos: Zaida del Río.





