«Los procesos de acumulación típicos de territorios urbanizados pueden considerarse renovables bajo ciertas condiciones», Paola Viganó en Universidad Nebrija

El pasado viernes 21 de abril, Paola Viganò cerró el curso de las asignaturas de urbanismo con una conferencia titulada “La ciudad como recurso renovable”.

  Paola Viganò, es arquitecta y urbanista, profesora de Teoría Urbana y Diseño Urbano en la EPFL (Lausana) y en la Università IUAV de Venecia, ha sido profesora visitante en el GSD, Harvard. Forma parte del comité científico del Master Europeo en Urbanismo (UEM).

En su trayectoria profesional unida a la de Bernardo Secchi, hasta 2014, destacan planes y escenarios territoriales como los de Amberes, Bruselas, Moscú, París, entre otros. Ha recibido el Gran Premio del Urbanismo en Francia en 2013, siendo la primera mujer en obtenerlo.

 En su conferencia partió del concepto de ciudad «como lugar para la libertad, la democracia y la fertilidad de ideas», unido al de «regeneración del espacio urbano».

Este concepto busca «la naturalización del fenómeno urbano» que se convierte, en palabras de Foucault, en un espacio biopolítico y de poder.

 Destacó que «los procesos de acumulación típicos de territorios urbanizados pueden considerarse renovables bajo ciertas condiciones», y que «esta aproximación merece una investigación y herramientas de diseño específicas», cuestión de gran relevancia en un momento de urbanización planetaria, como indica Neil Brenner.

 Para pasar de este análisis a la realidad contó en profundidad dos de sus proyectos más premiados, en concreto, el plan estructural de Amberes con el parque Spoornoord y la visión territorial Bruselas 2040.

 En su trabajo en la ciudad de Amberes se parte de una situación de parálisis con ciertos conflictos sociales. Por ello, buscaron con el plan estructural analizar «la estructura latente de la ciudad», para ponerla en valor. De esa estructura concretaron que se trataba de una ciudad del agua, una ecociudad, una ciudad unida a su puerto, una ciudad del tren, una ciudad porosa (por su morfología urbana), una ciudad de pequeños municipios y metrópolis y por último, una megaciudad.

Con todos esos conceptos trataban de generar un espacio estratégico, donde el espacio público se que articulaba era protagonista.

 Destacó también que desarrollaron una suerte de parque central en la antigua zona ferroviaria del Norte de la ciudad, Spoornoord, que con 24 hectáreas atravesaba radialmente la ciudad. No solo se consideraba aquí el parque como una respuesta a los daños de la ciudad industrial, sino como otro tipo de proyecto, un proyecto urbano que articulaba esa parte de la ciudad. Corría el grave riesgo de convertirse en un gueto, por lo que su diseño tendría que tratar en detalle la inmediaciones del parque y su acceso. Incluso se dejaron edificios preexistentes sin asignarles un programa para que pudiera haber una apropiación por parte de los vecinos.

 Por último, Paola Viganò presentó el proyecto de Bruselas 2040: una metrópolis horizontal, donde se planteaba la cuestión del futuro de este tipo de metrópolis. El concepto de metrópolis horizontal no solo habla de la baja densidad, de la tipología de casas aisladas que se presentan en este territorio, sino de la subsidiaridad entre ciudades donde se reparten la población y las funciones, apoyadas en una fuerte infraestructura ferroviaria.

La idea de metrópolis se presenta en este caso como una herramienta de emancipación de la ciudad.

 El debate posterior a su intervención se centró en el papel de la participación, en el que ella rechazó que la participación pudiera ser el alibí para no aceptar ningún proyecto, pero que por otra parte, tampoco debía ser un mero trámite informativo, como a veces sucedía.

 Para finalizar, Viganò sugirió que para el futuro debíamos pensar en lo impensable, para evitarlo. Y asimismo que si el urbanismo es un instrumento de investigación, nos permite imaginar el futuro. Y eso, en los tiempos que corren, resulta una herramienta muy potente.