El reto de la enseñanza online e híbrida

La pandemia de COVID-19 ha impulsado de manera definitiva los programas online e híbridos en las universidades españolas. Este cambio supone un cambio en la manera de enseñar y recibir clases por parte de profesores y alumnos. Existe el peligro de llevar la tradicional clase magistral a la modalidad online, lo que no tiene mucho sentido en estos tiempos. La idea es que las clases se basen en la interacción del alumno con el profesor, las actividades, los debates, la discusión de casos y la resolución de dudas y preguntas. Este tipo de clase requiere de un amplio trabajo tanto por parte del profesor para preparar las clases como por parte de los alumnos que deben trabajar a diario.

Es importante que los alumnos mejoren lo que el filósofo José Antonio Marina denomina la “inteligencia ejecutiva” que implica funciones como la activación de la energía, dirección de la atención, gestión de la motivación, control de la impulsividad, elección de metas, mantenimiento del esfuerzo, metacognición, etc. Yo cada vez noto unas mayores lagunas en estos aspectos en los alumnos que comienzan sus estudios universitarios. Sería importante trabajar todos estos aspectos en las clases tanto presenciales como de manera remota.

Para lograr estas clases prácticas e interactivas en modalidad en línea existen numerosos recursos que el profesor puede utilizar: foros, TED Talks, vídeos de Youtube, uso de redes sociales, MOOCs, etc. El docente cuenta tanto con herramientas internas (propias del ecosistema utilizado en cada institución) como externas (recursos en abierto que pueden enriquecer la experiencia del aprendizaje). El uso de campos virtuales y de estas herramientas requieren de formación por parte de profesores y alumnos. También es importante la madurez del alumnado, por ejemplo, si un alumno no conecta su cámara durante su clase es difícil que pueda participar, interactuar y sacar todo el rendimiento a la clase que ha preparado el profesor.

En mi opinión, los problemas son ahora la sobreinfomación, la desinformación y tener criterio a la hora de elegir las fuentes de información. Esto también debe ser trabajado por el profesor en el aula. La idea es que los alumnos desarrollen el pensamiento crítico y que tengan una mente abierta. Para estos objetivos son fundamentales recursos clásicos tales como la lectura de libros (esto es fundamental) y noticias, la redacción de ensayos, la comparación de la misma noticia en diversos medios de comunicación o el debate. La idea es utilizar y compatibilizar estos recursos clásicos con los más modernos.

Otra acción que me parece fundamental es aprender de cada curso, observando los problemas observados e implementado acciones de mejora para el año siguiente, así como evaluar el uso de nuevos recursos. Es interesante también intentar analizar los grupos y tratar de replicar las dinámicas que se dan en los mejores grupos y también entender y solucionar los problemas observados en grupos difíciles. 

Creo que teniendo en cuenta todos estos aspectos y trabajando los mismos, tendremos éxito en este reto que supone adaptarse a este nuevo entorno.

Jorge Hernando

Profesor de Economía y Empresa. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad Nebrija

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